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Recuerdos de sacristán

9 de Julio del 2025 - Fernando Vijande Fernández (Castropol)

Aunque mi familia no era una familia de abolengo, conseguí sacar el grado de sacristán de la iglesia católica a los 6 años de edad. En el verano de 1960, en mi pueblo, Vilavedelle, se puso enfermo el anterior sacristán, José María del Caseiro, y el cura D. Faustino hizo una convocatoria de todos los niños del pueblo (las niñas no podían) y nos presentamos al casting unos seis o siete niños de mi misma edad.

El examen de ingreso, primero a monaguillo y posteriormente adquirías el grado de sacristán, se componía de una serie de preguntas del catecismo:

¿Quién es Dios?

¿Cuántas personas hay en Dios?

¿Cuántos Dioses hay?

Aparte de estas preguntas, tenías que saber el Señor Mío Jesucristo, el Yo Pecador, el Credo, la Salve y responder en latín cuando preguntaba el cura:

"Dominus vobiscum" y tú respondías: "Et cum spiritu tuo".

Kyrie, eleison y tú repetías: Kyrie, eleison.

Christe, eleison y tú repetías: Christe, eleison.

La letanía también la tenías que saber:

"Mater Purísima" y tú respondías: "Ora pro nobis".

"Mater Castísima" y tú: "Ora pro nobis".

"Mater Inviolata" y tú: "Ora pro nobis", etcétera.

El inglés de entonces, perdón el latín, se nos daba bastante bien (me sirvió posteriormente en el Liceo de Vegadeo con la señorita Luisa de Siete Chichos para profundizar en la lengua de Cicerón y con más dificultad en la de Nepote).

Es posible que me quede alguna cosa más, pero aparte de saber todo esto, tenías que tener conocimiento de primero de campanas.

Antes de llegar el cura tocabas la campana llamando a misa y dabas tres toques al final para que la gente supiera que faltaba como un cuarto de hora. A los cinco minutos volvías a tocar la campana y dabas dos toques y a los cinco minutos otra vez la campana y dabas un toque.

Cuando alguien moría tenías que tocar la campana muy despacio y como si estuvieras llorando.

Cuando llegaba el cura D. Faustino tenía que tener la capilla abierta y las velas encendidas. En misa ayudabas con el vino y unas gotitas de agua y le levantabas la sotana cuando procedía.

Ponías el Santo: "Cristo vive, Cristo muere, Cristo nos libre de mala muerte morir. Amén".

Aparte, en los entierros ayudabas con el incienso, llevaba un farol acompañando al muerto a Seares y en la extremaunción en las casas con los santos "leos".

Un oficio que a mí me gustaba mucho era ejercer de sacristán en las bodas. Había mucho amor en la ceremonia y todos estaban contentos; también en los bautizos, pues tiraban caramelos al salir de la iglesia.

Hoy, el amor, es un juego de pantallas y la pasión una luz en el camino y, cuando se acaba el amor, pues se acaba y ya está, cada uno por su lado.

Cuando cumplí los 13 años, hice otro examen de ingreso al Bachillerato elemental en Vegadeo y ya dejé el anterior trabajo por falta de pago y exceso de hormonas.

También es verdad que más de una vez probé el vino de misa, y como el sacristán de Coimbra:

"Moyaba el pan en aceite y deixaba os santos a oscuras.

E bate fado,

E bate ben,

Ti eres a causa do meu desdén.

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