Educación: protectoras de animales en las aulas
Se atribuye a Ghandi declarar que la categoría de un país se mide por cómo trata a los animales. En España, un año más, siguen abandonándose miles de mascotas por miserables que no cuentan con ellos en sus planes de vacaciones. Este acto criminal no solo supone un grave sufrimiento para los animales sino que también genera enormes dificultades para las protectoras que los acogen. De forma periódica reciben un volumen de animales muy superior a su capacidad, lo cual provoca hacinamiento, estrés y peores condiciones de vida tanto para los residentes como para sus cuidadores. Muchos llegan desnutridos, heridos o traumatizados y esto requiere más comida, medicación, cuidados veterinarios y otros recursos de los que, con frecuencia, carecen.
En los países más avanzados el abandono animal es delito y, como tal, cuentan con legislaciones detalladas y exigentes, combinadas con una educación rigurosa en materia de bienestar animal desde la infancia y con sanciones administrativas y penales ejemplarizantes. En España impera la impunidad tercermundista en esta materia, razón por la cual el problema no remite. ¿Qué hace la Educación al respecto? Muy poco. Jamás me he encontrado con una protectora impartiendo docencia en un centro educativo ni tampoco aparece de forma explícita como materia curricular. Muy al contrario, el descuido es la norma, siendo la ética y la educación en valores humanos la materia más importante de todas. Quien abandona a su perro para ir de vacaciones, llegado el caso, abandonará a su padre por el mismo motivo y será abandonado, a su vez, por una descendencia que no fue dotada de principios ni en su casa ni en la escuela. Solicito a la Educación que incluya el bienestar animal como materia obligatoria, por nuestro alumnado, por nuestra dignidad de país, por todos los animales.
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