¿Enfermedad contagiosa en el occidente asturiano?
La vida sigue igual para la comarca costero-occidental asturiana, a la que, una legislatura tras otra, se le sigue maltratando en un rosario de agravios comparativos que traspasan la desvergüenza. La etapa de Álvarez-Cascos como ministro de Fomento conoció la puesta en marcha y rápido avance de la Autovía del Cantábrico, una infraestructura absolutamente prioritaria para el progreso de esta comarca, y en la que, recuérdese, se trabajaba a tres turnos. Consecuentemente ello produjo un importante avance en las comunicaciones de la zona, que se vieron bruscamente paralizadas con la llegada al Gobierno de España, otra vez, de la Administración socialista de Zapatero, es decir, el mismo que prometió la supresión del peaje del Huerna, cuyas tarifas, lejos de desaparecer, siguen tan al alza como el paro y la crisis. Todo ello, claro, no sin la connivencia del desgobierno de Álvarez Areces, ahora en compaña de los comunistas asturianos. Todos juntos, en unión, son los que recientemente acaban de refrendar el impuesto revolucionario del céntimo sanitario en la gasolina, para hacer frente a los desmadres presupuestarios del nuevo Hospital de Asturias o del puerto de El Musel (este último no se sabe para qué va a servir).
Pero volviendo a nuestra comarca occidental, y tratando de encontrar una respuesta a su patológica indolencia, no nos queda más remedio que apelar a alguna enfermedad congénita y hereditaria, la cual da lugar a este gravoso consentimiento, o lo que es lo mismo, a una indolencia de difícil explicación científica. Hemos denunciado muchas veces cómo la comarca Navia-Eo viene demostrando idéntica indolencia en otros aspectos que, igualmente importantes (la fala, por ejemplo), siguen esqueicidos y despreciados por parte de los propios eonaviegos. Pero todo tiene a sus máximos responsables en quienes, en tanto que representantes de sus ciudadanos, alcaldes, concejales, diputados autonómicos por Occidente y diputados nacionales, siguen también una legislatura tras otra maltratando a los que supuestamente estarían en la obligación de defender. Entre todos, recordamos muy especialmente a nuestro alcalde tapiego Gervasio Acevedo, dos años diputado nacional por carambola, y que quiso hacernos creer que iba a ser el defensor de los intereses de su comarca; al ex biministro Suárez Pertierra, veinte años custodiado por la Guardia Civil tapiega, acuartelada en una chabola que se caía a pedazos y que no contará con un nuevo cuartel antes de 2014; o a Graciano Torre, consejero autonómico, también tapiego vacacional, que llevó a Luarca la Oficina del Inem de Tapia.
Para todos ellos no hay crisis que valga: sueldos hipermillonarios, coches oficiales, dietas y kilometrajes, visas oro y enchentuadas varias, cestas de Navidad con productos ibéricos (diputados autonómicos), cargos en consejos de administración y otras prebendas. Todo lo daríamos por bien empleado si no fuera que un lustro tras otro nuestra región, y muy especialmente la comarca a la que nos referimos, sigue la última de la fila en nivel de vida, así como en los más prioritarios servicios públicos.
Llevamos treinta años pidiéndole a más de un diputado autonómico por Occidente que suba al estrado del Parlamento asturiano expresándose en fala, pero les faltan bemoles; que escriban y publiquen bandos en fala, pero les faltan sostenidos. Siempre hemos mantenido que, si la fala eonaviega fuese patrimonio de alguna de las tres comarcas mineras de Asturias, las barricadas ya hubiesen hablado, la fala sería la lengua a reivindicar y no el apéndice limosnero que actualmente contempla la Academia de la Llingua en su propósito de unificar una llingua que, como tal unidad, no existe.
Pues eso, que el tramo de carretera Navia-Tapia ha reanudado sus obras después de dos años paradas, sin que se prevea su final antes de finales de 2011. Con un poco de suerte, y a lo mejor para ese año, la crisis habrá empezado a desacelerar. ¡Salud!
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