Punto de restauración
Esta semana hemos podido oír al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, dar lo que él considera explicaciones a la catarata de escándalos de corrupción cuyo colofón, por el momento, ha sido el encarcelamiento del hasta hace pocos días secretario general de su partido, Santos Cerdán.
Explicaciones, en realidad, ha habido pocas. Lamentos, quitarse en medio, circunscribir el problema a pocos casos aislados (¡aislados!). También ha tenido el cuajo de definirse como un político limpio, y al PSOE como un partido limpio. ¡Y se quedó tan ancho! Adicionalmente ha expuesto una batería de medidas para combatir la corrupción, bastante manoseadas, comida recalentada, más demagógica que efectiva.
En lo que sí se empleó a fondo fue en insultar y denostar a la oposición, tratando de esa manera de camuflar el olor de la letrina en la que se ha convertido su trayectoria, la de su gobierno y la de su partido, desde el primer minuto de esta legislatura.
¿Y cómo reaccionaron sus sostenedores, aquellos que lo auparon y lo mantienen en la Moncloa, ya sea desde dentro, participando en el Gobierno de coalición, como desde fuera, apoyando por un precio cada vez más oneroso? Pues como era previsible, tragaron. Su indignación se redujo a "pellizquitos de monja" y a blandir la libreta con sus exigencias cada vez más desafiantes y perjudiciales para España.
Llegados a este punto, y desde la perspectiva del Partido Popular, está claro que nada puede esperar de todos aquellos partidos "colaboradores necesarios" para el mantenimiento de este Gobierno, salvo poner claramente de manifiesto las prebendas que le van a arrancar a "su rehén" para permitirle seguir disfrutando de su objetivo primordial: seguir un tiempo más ocupando el palacio de la Moncloa.
Los que ya tenemos unos años, recordamos que en los albores de la informática, cada vez que nos instalábamos un programa, o una actualización, el sistema operativo realizaba una copia de seguridad estableciendo un "punto de restauración", de tal manera que si todo fuera mal, se podría restaurar todo el sistema a su estado inicial previo al desarreglo.
Pues es exactamente esto lo que Feijóo debería establecer, y comunicar, tanto a la ciudadanía como a todos aquellos que se disponen a dar los últimos mordiscos al cadáver político monclovita, que todo lo ya arrancado en base a la extorsión por la debilidad parlamentaria, y lo que se dispongan a arrancar en el próximo futuro, será inmediatamente derogado cuando la ciudadanía termine, a través de las urnas, con esta perniciosa situación.
Sánchez ha demostrado sobradamente su capacidad de encajar toda clase de extorsiones que le permitan mantenerse en la Moncloa; sus extorsionadores nacionalistas y separatistas también han demostrado su falta de escrúpulos al no importarles exigir prebendas que suponen agravios comparativos para una gran parte de los ciudadanos de España; un nuevo gobierno, limpio, fuerte y libre de nocivas dependencias no debe mantener nada de aquello que los extorsionadores hayan obtenido en base a sus infames prácticas y deberá ser anulado.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

