En la cárcel o muertas nos quieren
Para las que hemos vivido la explotación, los sueldos mínimos (esos que complementan pero que no te mantienen ni te alimentan), el retraso en los cobros, a veces de meses, los malos tratos, la no cotización a la S. S. (viéndote así privada de la posibilidad de cobrar una pensión), el desprecio a tu trabajo, porque hay muchas a la puerta esperando y son más dóciles, no cobrar ni una hora extraordinaria; para las que trabajamos dentro y fuera, porque la casa no se puede resentir, pero sin ayuda de los que conviven en ella. Para todas ellas/nosotras es que escribo este artículo.
El día 10/07/2025 han entrado en prisión Las Seis de La Suiza por el hecho de manifestarse delante de su puesto de trabajo solicitando mejoras laborales, respeto y la admisión de una despedida. Antes que nada, hay que dejar claro que la judicatura, con esta sentencia, manda un mensaje claro como aviso a navegantes, que ante cualquier desmán por nuestra parte seremos enviadas sin contemplaciones a la cárcel, así que o te comportas como una esclava o ya sabes dónde terminas.
Siempre que se habla de los progresos que hemos vivido las mujeres en estos años me sorprendo de lo poco que conocen los que gobiernan y algunos sindicatos la situación real del mundo laboral de las mujeres. Ese mundo de extorsión permanente, de amenazas, de vulgaridad en el más amplio sentido de la palabra, cuando no de acoso sexual, de humillación, de menosprecio.
Tal vez algunas mujeres crean que aguantar eso le hará mantener su empleo. Pero, créanme, no será así, y con el despido llegarán la rabia y la impotencia de no haber dicho y hecho lo que correspondía.
Este es un día que marcará el retroceso de los pocos derechos (si es que hubo alguno) que teníamos, y dejará claro que nunca se nos trató como a iguales, sino como un recurso de usar y tirar cuando no hace falta, abriendo una puerta de silencio y oscuridad como no se había vivido en los últimos 40 años.
Quiero referirme a esas mujeres que rompieron su techo de cristal, esas que consiguieron lo que se proponían y que miran con desprecio a las que quedaron atrás, esas que ya consiguieron sentarse a comer en la mesa de los hombres pensando tal vez que serán miradas como iguales; pues permítanme que les diga que al menor giro del destino se verán en la misma situación que esas que desprecian, o peor aún, puesto que se desprecia más a la que cae que a la que nunca consiguió llegar. Esos cristales que rompieron al llegar nos hirieron a las demás como cuchillos, recordándonos que solo la unidad nos hará más fuertes, a las que llegaron y a las que estamos esperando llegar.
Si a todo esto unimos que quien más dice querernos nos mata o viola (maridos, compañeros, padres, hijos) sin que eso le importe a nadie, prensa, radio, televisión etc., nos convierte en el enemigo a destruir. Demoledora la información que se emite ante el asesinato de una mujer, apenas unos segundos en el informativo, o unas líneas a pie de página en letras pequeñas, el anonimato de su identidad, en total la nada misma.
Por eso.
Solo muertas o en prisión nos quieren.
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