Se nos fue Manolo
Se nos fue Manolo. Así, sin avisar. Porque la vida nos da tiempo para prepararnos para los que llegan, pero muchas veces no lo hace para los que se van.
Manolo era un hombre bueno, nada más y nada menos. No tenía un doctorado en filosofía ni podía presumir de ninguna proeza deportiva, pero era campeón del mundo en querer a su familia y medalla de oro cuando se trataba de ayudar a los demás.
Honrado, trabajador, testarudo a ratos y siempre pendiente de todo y todos. Manolo se nos fue y deja a Encarnita, pero no la deja sola. Ahí quedan sus hijos, nietos, hermanos, cuñados y demás familia para lo que necesite. Y vecinos, que también han llorado porque Manolo se nos fue.
Siempre un plato en la mesa, siempre una silla libre, siempre una sonrisa en la cara. Transparente como el agua, no conocía la envidia, quizá porque no necesitaba más de lo que tenía.
¡Ay, Manolo! Maldito el "prao", maldito el tractor y maldita la hora. Los ganaderos "se toman libre hoy el día, tristes hasta la madera". Se nos fue nuestro Manolo, porque Manolo era de todos. Se nos fue Manolo, un hombre bueno.
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