Sidra enchirimbolada, sidra empitorrada
Después de múltiples anuncios para incentivar el consumo de sidra, de esa bebida tan asturiana, tan nuestra, que aúna tradición, rito, mito y vivencia, pude llegar a visionar en la televisión ese último astur-spot: "Se nota". Viene a decir que, pidiendo sidra con denominación de origen, se nota, en el sabor, olor y hasta en la ayuda que prestamos a nuestros cosecheros, lagareros y al comercio local y regional. (Lo que omiten y no te dicen en el anuncio es lo que se nota en función de quién te la sirva o en dónde te la vendan).
Bueno, esperamos y deseamos que eso sea así, y que no nos engañen en que, al menos, la manzana no venga de países lejanos, que sea de aquí. Ahí podrían engañarnos, pero donde no pueden hacerlo es en la tradición de cómo debe servirse. El escanciado, todo un arte, que no se hace por casualidad, que no ha llegado a nuestros días y establecimientos sidreros como algo inventado. Este proceso del echado de la sidra desde la botella apostada en lo alto por el chigrero, que cae por su peso en el borde del vaso estallando chispas de líquido espirituoso de color y alegría, que busca activar el gas carbónico natural de la sidra, liberando su aroma y sabor.
Yo soy de Mieres, algo de lo que siempre se puede sentir "orgullosu un asturianu"; de esta cuenca minera donde siempre corrió la sidra con más cantidad que agua lleva el río Caudal en primavera, y en más locales y sidrerías que bares, chiringos y discotecas se podían contabilizar en la calle del Viciu en los años ochenta. Siempre se sirvió allá donde estuviese, se viese y se pidiese, como "tien que ser": escanciada.
Pero ahora, en estos tiempos que corren, que parece que vale todo, y ya me pasó en varios locales de Mieres que no están calificados como sidrerías. Pueden ser vinotecas, cafeterías, todo junto o amalgamado, no contentos con ganar sirviendo aquellos productos para lo que están capacitados, tienen las narices de malvender una bebida como la sidra, y no lo digo por el precio, que te lo ponen como si te lo escanciase el mismísimo campeón Salvador Ondó, sino porque echan por tierra toda la asturianía, toda la tradición, todo el arte, y todo el sabor, olor y compostura de lo que debe ser echar un culín y bebelu del tirón y no como si fuese un Trina.
Resulta que llega el camarero y te trae un chirimbolo de plástico para abrazarlo al cuello de la botella, te lee hasta la normativa y te pide que lo eches a unos centímetros del vaso, porque no se puede escanciar, que ya no es que ni lo hagan ellos, pero tampoco te permiten hacerlo a ti. Y todavía te amenazan si es que tienes la osadía de medio escanciar a borde mesa, no vayan a sancionarte a ti, al local y hasta a los viandantes por presenciar tan "obsceno y vandálico acto". Para eso ya te la traen bien enchirimbolada, bien empitorrada, amordazada, llegando a un proceso invasivo y totalmente degenerativo y plastificado para lo que es la sidra, algo con ADN asturiano, tirando por la borda arte, tradición, mito y buen hacer en el servir, en el beber y en el vivir del jugo de la manzana. Es una total vergüenza para Asturias, para la sidra, para los llagareros, los sidreros y los escanciadores de esta maravillosa bebida. Y luego, para encima de que quitan el sueldo y trabajo del escanciador, todavía tienen las narices de cobrártelo a precio de sidrería de Gascona, en plena capital del Principado.
No deberían prohibir escanciar al cliente, lo que deberían prohibir es vender un producto a locales para los que no están capacitados, ni facultados y que no tienen ni la mínima vergüenza en hacerlo encapuchándote en un plástico agarrado al cuello de la botella, un puñetero chirimbolo estrangulando a la sidra, al cliente y a toda una cultura, con tal de hacer su agosto material con un bien que dicen inmaterial. Ni a Asturias ni a los asturianos se puede tener la indecencia de tan vejatorio trato.
Si no están preparados para ello, ni autorizados, y si tampoco te dejan ni a ti echarla, ¡¡¡que no la vendan!!!, ya que es un insulto para todo el sector sidrero, que tal y como quieren darnos a conocer en el último spot, en ese último anuncio: SE NOTA... se nota que la cultura sidrera asturiana ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, y hay vivillos que nos la intentan colar enchirimbolada en un pitorro de plástico. Esos no son dignos de galardón alguno.
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