La antideportiva liga de los violentos
Bruselas, Barcelona y París, imparables en sus "campeonatos" respectivos de violencia e impunidad.
1- Bruselas es la ciudad más insegura de Europa y donde proliferan los pequeños capos locales, los tráficos de armas y de drogas, las extorsiones, el gansterismo y una islamización radical que impone la ley de la sharía en su territorio.
Las agresiones, los robos con violencia en la calle y los asaltos a comercios se multiplican desde hace unos años (hasta la policía llegó a ser tiroteada con fusiles de asalto Kalashnikov en las calles de la capital por unos malhechores, tras un frustrado asalto a una agencia de Western Union). Los culpables, cuando se logra detenerlos, son puestos en libertad poco después, y las penas de cárcel, de hasta tres años, no se ejecutan por falta de espacio en las prisiones, lo que ha generado un ambiente de impunidad total.
2- Barcelona, por su parte, registra veinte atracos a la hora y al menos un asesinato por semana. Ejemplos recientes: un grupo de menores magrebíes no acompañados publican un videoclip donde, delante de la Comisaría los Mossos, aparecen fumando porros y cantándoles la estrofa "Me verás en las Ramblas robar". En Calafell, un grupo de inmigrantes se enfrenta a la Policía en una batalla campal para recuperar los artículos ilegales requisados (lo consiguen sin multas ni detenciones). En el Raval, un delincuente le clava un cuchillo a un paseante y se da la fuga, y raro es el día que no se producen peleas multitudinarias en las playas de Barcelona.
Aunque suene a broma, después de estos y otros delitos (drogas y prostitución en la calle, a la vista de todos), el Ayuntamiento de Barcelona ha pagado a las Asociaciones de Vecinos de Barcelona para que animen a los turistas a "no hablar de Barcelona", para evitar más masificación turística. Eso es todo.
3- París pasó de ser la "ciudad del amor" para transformarse en la "ciudad del odio y la delincuencia". La reciente celebración de un macroconcierto de música el último fin de semana concluyó con una sobresaliente actuación de los parisinos, con el resultado de 13 agentes de policía agredidos, 371 detenidos, 1.500 heridos (14 en estado crítico), 51 incendios en vehículos y 39 en las calles de la ciudad, palizas, apuñalamientos, robos y agresiones sexuales, en una sola noche.
Recordemos otra reciente noche de "fiesta" parisina en la celebración del último éxito de su equipo de fútbol, el PSG, tras conseguir la Champions ante el Inter de Milán: 5.400 policías y gendarmes desplegados en la capital y su área metropolitana, al menos dos muertos, 192 heridos y 559 detenidos. Las plegarias de Macron, insuficientes.
De la "ciudad de la luz" a la "ciudad de la oscuridad". De la mañana pacífica en paseos a orillas del Sena, a la "noche de la Purga" en un festival de música en París.
Tela marinera con el final al que estamos abocados en esta pendiente resbaladiza. Llegamos a un punto donde el problema ya no es que haya violencia, ni robos, ni drogas, ni agresiones, ni que haya reincidentes, ni que las calles se estén llenando de nombres conocidos para la policía y desconocidos para la justicia.
Ninguno de nosotros sabe todavía lo que significa vivir en uno de estos entornos donde no hace falta ser un criminal para ser perseguido y castigado físicamente por el simple hecho de existir. Afortunadamente, ninguno de nosotros ha vivido en Corea del Norte, ni en la Rusia soviética, ni en la Alemania nazi, ni en la China de Mao. Tampoco es probable que muchos de nosotros hayamos leído muchos libros, pero aquí no solo se trata de leer libros, sino de estar informados, conscientes y preparados ante el Estado delincuente que nos ha tocado vivir.
El problema es que nos hemos relajado, nos hemos vuelto pasivos frente al delito y ni actuamos ni nos incomoda, porque eso rompe el relato de que todos somos víctimas del sistema y que cada "forajido" es un producto social que hay que comprender.
Así que, ojo al dato: si tiene la desgracia de que le roben, se aguanta y sonríe, ni una gota de sudor, no persiga a nadie, no denuncie, no haga nada. Como mucho, un vídeo para quejarse en redes sociales. Y a seguir confiando en la pulcritud, dedicación y entrega de nuestros políticos.
Saludos cordiales.
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