Europa ¿con o versus América Latina-Caribe?
Lleva tiempo preparándose la Cumbre de la UE-CELAC, que tiene fecha marcada para 9 y 10 de noviembre el Santa Marta-Colombia.
De hecho cuando la delegación asturiana número 21 visitaba como es habitual la embajada española en Bogotá, en marzo, el señor embajador español excusó su presencia por estar en esos preparativos.
Ahora bien: acaba de celebrarse la reunión del "Grupo de la Haya" y también en Colombia, con una intención marcada en procurar terminar con la Impunidad del exterminio palestino a manos de Israel.
Dirigiéndose al Viejo Continente, el presidente colombiano expresaba: «Debemos crear un ejército de luz con todos los pueblos del mundo que lo deseen, y debemos decirle a Europa que, si quiere apoyar a Latinoamérica o África, debe dejar de apoyar a quienes cometen crímenes de lesa humanidad y dejar de ayudar a los nazis. El pueblo estadounidense debe abrir los ojos y dejar de apoyar a quienes masacran a inocentes".
Un mensaje fuerte desde un país que se había asociado a la OTAN en gobiernos anteriores, aun cuando la geografía latinoamericana queda lejos del diseño militarista de la organización del Atlántico Norte, ahora de nuevo en deriva guerrerista y en aumento vertiginoso de su presupuesto y arsenal militar. Una pertenencia que el mandatario actual considera inconveniente a la luz, evidente, de los apoyos y relaciones comerciales y militaristas de la mayoría de los países europeos con el régimen sionista.
Coincide además que Colombia está presidiendo la CELAC.
Y que la CELAC se declaró hace tiempo territorio de paz, iniciativa que sin duda sería óptimo que tuviera repercusiones en Europa: ¿esa podría ser la "enseñanza" de los 33 países latinoamericano-caribeños hacia los 27 estados de la UE, en su reunión-Cumbre de noviembre?
Gustavo Petro copresidirá la Cumbre en Santa Marta, junto a Antonio Costa a nombre del Consejo Europeo.
La anterior había sido en 2023 en Bruselas, y en ella los documentos reforzaban "los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho internacional, en particular los principios de soberanía, libre determinación, no intervención en los asuntos que corresponden fundamentalmente a la jurisdicción nacional de los Estados y no recurso, en las relaciones internacionales, a la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial", hacían unánime rechazo al bloqueo a Cuba, y "tomaba nota" de que la CELAC había declarado a América Latina y Caribe Zona de Paz.
También "tomaba nota" de que no hay acuerdo respecto a la soberanía de las Malvinas.
Por parte de la UE han confirmado asistencia del presidente de Ucrania, que no pertenece a la UE.
Es conocida la posición de paz y contra la guerra de muchos países integrantes de la CELAC, con lo que esta invitación de parte puede sugerir un inadecuado camino, el de la guerra y su preparación, que los países europeos que hacen parte de la OTAN han asumido por órdenes directas del gobierno de USA.
En la citada Cumbre anterior en Bruselas, al respecto, se dejó escrito entre ambos bloques que:
"Expresamos nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania, que sigue causando un inmenso sufrimiento humano y está agravando debilidades ya existentes en la economía mundial, limitando el crecimiento, aumentando la inflación, perturbando las cadenas de suministro, incrementando la inseguridad energética y alimentaria e intensificando los riesgos para la estabilidad financiera. En este sentido, apoyamos la necesidad de una paz justa y duradera".
Muchos de los 41 puntos de aquella declaración de dos años atrás recogen compromisos con el respeto al medio ambiente y la "Madre Tierra", y por una cooperación que tenga prioridad en la sostenibilidad ambiental.
Ahora, embarcados los países europeos en una espiral de armamentismo, ya han anunciado por separado varios de sus mandatarios que eso será a costa de la cooperación, o de las pensiones. Y en el caso del "rearme" y los 800.000 millones acordados, no solamente supondrán una deuda exagerada para la UE, sino que su influencia negativa se podría llevar por delante los buenos deseos del diálogo entre UE y CELAC, para exacerbar el clásico colonialismo de priorizar y presionar para obtener, como siempre, materias primas, las clásicas y las "raras" o novedosas, a costa de la buena relación que se esbozaba en reuniones anteriores.
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