Ni es lo mismo ni es igual
A raíz de conocerse la imputación de Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda en el Gobierno de Mariano Rajoy, junto con otras veinticinco personas que ocupaban cargos en distintos puestos en dicha Administración, el PSOE cree haber encontrado el antídoto al cerco que padece a cuenta de la corrupción moral y económica de personas muy cercanas al actual presidente, y que han ocupado cargos de la máxima relevancia en su Gobierno y en el partido, alguna hasta "anteayer".
Desconocemos en qué acabará el procesamiento incoado por el juez de Tarragona, pero lo que parece claro es que se trata de actividades odiosas, pues la extorsión, el tráfico de influencias y la represión hacia adversarios y a todos aquellos que denunciaban estas prácticas parecen bastante evidentes e incluso reconocidas por propios y extraños.
Dicho lo cual, sería bueno aclarar que poner esta situación como contrapeso eficaz a las tramas socialistas parece una broma. El implicado principal, Cristóbal Montoro, no tiene la más mínima responsabilidad política en el partido, no es diputado, ni miembro de ningún gobierno autonómico. El resto, funcionarios todos y ninguno afiliado al Partido Popular. Desde luego, nadie en el Partido Popular va a mover un dedo en defensa de Cristóbal Montoro. No solo por estrategia política, sino porque es un elemento odioso y sin influencia alguna, pues hace largo tiempo que se encuentra marginado políticamente dentro del partido.
La mejor prueba de que ni es lo mismo ni es igual es que el Partido Popular no ha tenido que convocar ningún tipo de comité para sustituir a un cargo que ahora está en la cárcel, ni ha tenido que hacer dimitir a ningún diputado, ni echar a ningún ministro sin explicaciones, para luego, eso sí, llevarlo en puestos de salida en las listas para el Congreso de las siguientes elecciones. Ni siquiera tiene Feijóo a media familia imputada por corruptelas de baja estofa. Tampoco creo que Feijóo se levante cada mañana comiéndose las uñas a la espera de qué nuevo escándalo de su entorno, de su gobierno o de su partido aparecerá impreso en las portadas.
Por todo ello, recomendaría al PSOE que no se esforzase tanto en salir en procesión con este asunto, porque, sinceramente, resulta entre ridículo y patético.
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