Que Santa Ana nos valga
Cudillero honra a Santa Ana un año más.
Es el monte que preside nuestras vidas. Nuncio de galernas, dichas y desdichas, tiempos de amor y de desamor. Santa Ana, la abuela de Cristo, a cuyo altar subimos a pedir su intercesión. Por tanto, pixuetos y caízos se dieron cita en la cumbre. La misa y luego la procesión. Eché de menos a algunos costaleros, Pepe el minero, a su suegro el Santano y muchos amigos míos que se fueron -Pepe no pudo subir y andar bajo las andas de San Joaquín por estar un tanto frayáu el probe del reuma, me dijeron-. Pero el fervor y la veneración es la misma de todos los años. Al presente nos embargaba a algunos la tristeza de lo acontecido en el 24, cuando el accidente del tractor que se estampó contra el hórreo y se llevó dos vidas, la de un padre y un niño. Al rapaz lo habíamos visto llevar el paso de la Santanita una hora antes; iba descalzo por una promesa que hizo a los cielos para que la divinidad mitigase las penas de su divorcio. Fue algo terrible, pero la fe no nos la quita nadie y hay que seguir adelante. Un año más la ascensión en coche o a pie hasta esta ermita blanca y bien dibujada en el dintorno marino cuya vista alegraba a los tripulantes de las lanchas del bonito. Compañeros. Ya tamus en casa, que la Santanica nos valga.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

