Bien por Pedro Sánchez
Pedro Sánchez lleva razón ante la chulería y presunción de Tel Aviv.
Unos niñatos que vuelven de campamento en Valencia se suben a un avión y la lían cantando canciones en hebreo cegándose en Isabel la Católica, el famoso edicto de 1492 (el pueblo hebreo carece de historia, sólo tiene memoria) y hasta en la madre que nos parió a los españoles antisemitas.
Total que interviene la Benemérita. Se resisten los chavales, bien alimentados y que van a colegios de pago en París, con fuerza y da la vuelta al mundo la foto de uno de los "hooligans" en el suelo sometido por un agente que trata de ponerle las esposas.
La imagen da la vuelta al mundo. Nada tiene que ver con los gazatíes asesinados o los niños palestinos esqueléticos por la hambruna a que les condena el Estado de Israel.
Tel Aviv va y llama por teléfono a Sánchez y pronuncia una furibunda protesta.
Nuestro presidente no pierde la calma y responde con las armas de la razón española a la sinrazón israelí diciendo que a causa del tumulto el vuelo tuvo que suspenderse y Aena llamó a la Guardia Civil para desalojar a los alborotadores.
En mis largos años de oficio concibo el periodismo como un acto de servicio a mi patria y siempre defenderé a mi presidente aunque no participe de sus idearios políticos. Creo que ese es uno de los pilares de la democracia. Hoy tengo que decir "Well done, Pedro, ole tus cojones" por tu valentía al enfrentarte a los que se creen los amos del mundo.
Mucha gente no sabe que el lobby judío de los EE UU es el gran guerrero ("warmonger") que organiza guerras, subversiones y conflictos (Palestina, Ucrania, Irán), y no sólo es guerrero, es, asimismo, negrero, el que promueve las oleadas masivas de inmigrantes. ¿Los menas? Son regalitos que el señor Benji Santayahu nos envía por un propio a través de su amistad histórica con los gringos y Rabat.
Sin embargo, en España no hay ningún Trump ni erigimos muros o sacamos el Colt a lo Búfalo Bill para controlar a los chicanos que violan la frontera.
No hay deportaciones masivas, sólo casas de acogida, nos resignamos y hacemos de tripas corazón según nuestro legado cristiano, por más que pensemos que esto no es emigración, sino invasión.
Porque en la mesa de San Francisco, donde comen cuatro comen cinco.
Creo que al decir esto estoy destapando el rostro de la bestia que ataca por interpuesto y haciendo flamear falsas banderas.
Esconde la mano mientras tira la piedra.
Pedro Sánchez, pese a su contumacia en el poder (en España, el que aguanta gana), demuestra un buen instinto político.
Madrid no soporta pencas de nadie, ni tampoco lágrimas de cocodrilo de los de la derecha españolista proisraelí.
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