Casa de Reinserción Social de Roces
No dejan de causarme terror las decisiones que toma la Administración para aplicar los recortes económicos exigidos por la crisis económica.
La última medida ha sido cerrar la Casa de Reinserción Social de Roces. Aquí, desde hace siete años, varios chavales con medidas judiciales intentaban reconducir sus vidas acompañados de monitores y educadores que les brindaban nuevas oportunidades en una sociedad que, hasta ese momento, casi siempre les había mostrado su cara más oscura. En vez de ser destinados al Centro Juvenil de Sograndio (recinto cerrado, similar a una cárcel), estos menores vivían en un régimen abierto o semiabierto que les permitía trabajar o estudiar en el exterior. Y a la vez compartían su día a día con los educadores que, según su responsable, actuaban como núcleo familiar.
La fórmula funcionaba, pero el Principado, sin previo aviso, decide cargársela, así sin más.
Esto no solo significa que todas las personas que allí trabajaban pierdan su empleo sino también ¿qué pasará ahora con esos chicos? ¿con qué dignidad pronunciarán los altos cargos de Justicia la palabra reinserción o es que ya no les interesa?
Definitivamente las decisiones políticas me dan miedo, mucho. Solo me pregunto cuántas más como esta estamos dispuestos a tolerar.
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