Y seguimos donde lo dejamos ayer
M. Rajoy, gran consumidor de prensa deportiva y zapatillas de "running", manifestó en sede judicial andar descalzo de entendederas sobre la financiación ilegal del partido a través de la caja B. En su desvirtuada carrera presidencial de final traumático, dejó al PP enfermo con un proceso polimetastásico diseminado por todo el cuerpo político conservador. Desde la sede del partido forrada en negro hasta los despachos económicos más insospechados, diseminados por gran parte de la geografía española, brotan y rebrotan de cuando en cuando noticias relacionadas con suculentos rendimientos privados sobre actividades económicas públicas fraudulentas, es decir, sobre la corrupción conservadora, lo que da pie a toda una cascada de expresiones jurídicas que descansan sobre el Código Penal: malversación de fondos públicos, cohecho, tráfico de influencias, fraude, prevaricación, delitos contra la administración pública, etc. Son hechos paradigmáticos de responsabilidad "in vigilando", en el mejor de los casos, con origen en los ostentosos gobiernos de Aznar y presente continuo bajo la presidencia austericida de M. Rajoy.
Por su parte, a X. González le cupo el falso honor de poner punto final a cien años de honradez socialista. Con él llegó el escándalo de la financiación ilegal del partido a través del entramado societario Filesa, Malesa y Time Export, que consiguió recaudar más de mil millones de pesetas en algo más de dos años. Al magistrado Barbero, instructor del proceso conocido como "caso Filesa", le llovieron las críticas por exceso de celo, hasta culminar con su dimisión. La trama fue puesta en escena por "El Periódico" de Cataluña y el diario "El Mundo", gracias a un chivatazo realizado a ambos medios por el contable de esas empresas, Van Schouwen. Y todo por 25 millones del ala que el chileno había pactado con Luis Oliveró y que éste se negó a pagarle. Es de suponer que la vieja guardia socialista (confieso que eso de llamar socialista a la vieja guardia felipista lo percibo como la mitológica confusión de las lenguas en la torre de Babel) se arrepintió de haberle confiado su suerte financiera a semejante personaje. Pero lo más grave de la banda de babor, si es que aquel PSOE alguna vez militó en la ideología de izquierdas, vendría de la mano de los GAL, el llamado terrorismo de Estado; aquello acabó como el rosario de la aurora, con el ministro y secretario de Estado del ramo encarcelados y González señalado, sin confirmación judicial, como la X de los GAL.
Y así, de desayuno en desayuno, la cadena de la corrupción llega hasta nuestros días, y lo peor, que no encuentra final, el contribuyente no atisba ninguna vacuna legislativa que acabe de raíz con este mal endémico en nuestra sociedad, seguramente por la connivencia secular existente entre los poderes fácticos y los poderes del Estado. Legislaciones arbitrarias hechas a medida de unos pocos, exenciones fiscales y puertas giratorias siguen chirriando en los frágiles bolsillos del respetable, pero nadie en el Congreso es capaz de ponerles freno o destruirlas, que sería lo más práctico. Como tampoco nadie es capaz de asegurar que el Código Penal, "per se", garantice la erradicación de tales prácticas corruptas. Ley y trampa siempre fueron cogidas de la mano en un matrimonio indisoluble e indestructible.
En España, las consultas electorales son vistas por políticos y periodistas afines como una absolución de las fechorías realizadas a lo largo y ancho del periodo legislativo ya concluso. Los desmanes de tal o cual partido quedan condonadas públicamente con el sufragio universal, de tal suerte que el cuerpo votante es considerado en su conjunto como ministerio sacerdotal con capacidad divina para borrar de un plumazo las culpas de la avaricia política. Y, así, saltamos de legislatura en legislatura, de urna en urna, bajo la heredada redención de la cultura católica, apostólica y romana. Al final, somos hijos de esta Iglesia, no hay escapatoria posible. Menos mal que nos queda un último recurso en la Justicia y la UCO, o en la UCO y la Justicia, que tanto monta, al menos mientras Balas dirija la operación, los jueces Peinado y Hurtado sigan remando y rimando en consonancia y consonante, y la policía patriótica nos proteja de las fauces perversas de la izquierda comunista, bolchevique y bolivariana del sanchismo y asociados.
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