Santaclara, uno de los nuestros
Nos ha dejado Santaclara. A los 82.
Su historial solidario, esbozado en los medios, queda muy incompleto si no se menciona Palestina.
Su acompañamiento, su sufrimiento por el exterminio palestino, sus acciones divulgativas y propositivas, sus conferencias con Juani (Ruiz Rishmawi), sus visitas y su compromiso.
Su presencia en todas las movilizaciones contra el genocidio.
Cuando recibió el premio "José Lorca", del Institutu Asturianu d'Atención Social a la Infancia, de manos de la Conseyera de Bienestar Social y de la Procuradora General de Asturias, Santaclara dejó dicho:
"Por mi historia, parece que he sido durante algún tiempo un experto en la práctica de lo que considero "mi forma de movilidad ascendente", para algunos "inadaptabilidad descendente", que me llevó de manera casi permanente a colaborar con diversidad de proyectos, gentes e instituciones y aún muy recientemente, a la Palestina ocupada, la del olivo, de los muros y alambradas.
No fui solo, me acompañaron amigos, y con nosotros viajó una paloma palestina, crucificada en los alambres del gheto más extraño de este tiempo, y con la paloma vinieron las miradas de tantos y tantos niños sin niñez, con sus derechos violados en la inviolable dignidad del niño, porque la dignidad de cada ser humano, por fortuna, no está en manos de ningún gobierno.
Es de sobra conocido el sabio proverbio de África que dice "para educar a un niño hace falta toda la tribu"; en la ciudad global decimos: "para educar a todos los niños hacen falta todas las tribus", que sabe y suena a deseo ardiente y reivindicación urgente de: "educación universal para todos los niños, desde la pluralidad ideológica y religiosa, la laicidad y el respeto a la diversidad humana".
"Un recuerdo para las mujeres palestinas de las familias, de las guarderías y escuelas, de los hospitales y de los comités, y para sus niños, con ellas y ellos, también compartimos este premio. Hemos compartido el premio con medio mundo y aún está entero, así que pensamos en otros niños palestinos, los de las comunidades beduinas de Jahalim, del desierto de Judea, de Jerusalén Este y de Jericó. No tienen escuela, ni recursos económicos para construirla, ni permiso de la autoridad "incompetente", opresora y ocupante: el gobierno de Israel."
"Interpretando el sentir mayoritario de esta tribu, los que aquí somos, todos vosotros y yo mismo, la aportación económica del premio, la donamos íntegramente a éstos niños para su proyecto de escuela. Estamos abiertos a otras posibles aportaciones voluntarias."
"Lo que más urge salvar en ésta época y lo que cuenta, es el gran tesoro de la infancia. En él tenemos la llave de la paz.
Luchar por los niños no equivale a cualquier trabajo, ocupación o empleo, es misión."
Con tamaña claridad expresada por Santaclara no será baladí interpretar que su particular penuria y dolor es el mismo de miles de millones de personas que en estos días contemplamos el ataque a la infancia palestina, su asesinato a mansalva con bombas y con hambre, y que su deseo expresado en cada encuentro, en cada manifestación, en cada propuesta de Santa, de construir el Otro Mundo Posible, pasa por detener, de forma perentoria y urgente el genocidio israelí en Palestina.
Santaclara, cuyo padre fue minero y su abuelo migrante en Arizona, conocía y pertenecía con orgullo a la clase obrera a la que defendió. No pudo estar en la última Manifestación por Palestina, y no pudo participar el jueves pasado en la movilización antirracista de Xixón: de haber podido, sin duda nos seguiría dando ánimos:
"Es terrible que nuestra sociedad rescate más bancos que náufragos, lo que demuestra que está llena de cinismo y de paños calientes" y "qué podemos esperar de un sistema político que dice que hay personas ilegales".
Aunque los premios que recibió del consistorio gijonés fueron votados de forma unánime por todos los grupos políticos, no por ello dejó de enfrentarse a los ultras y reclamarles por su incitación al odio: Precisamente el día de "la medalla" en el Teatro Jovellanos la extrema derecha pretendió emporcar el galardón a sus puertas, con marcada colaboración policial: Allí mismo y de forma anónima, otra figuras prominentes de la solidaridad gijonesa, como los profesores Miguel San Miguel, como José Luís Iglesias, como Luis Suárez, pusieron el cuerpo frente a la indignidad de los odiadores.
Muchas personas, muchos colectivos y abundantes instituciones quedan en deuda con Santaclara.
Pero el "movimiento" de Solidaridad con Palestina mucho más: ya no podremos contar con tu presencia ante olivo de Montevil, o tal vez sí, repetir y reclamar tus enseñanzas, "ilustrísima", para que devuelvan su tierra robada al pueblo palestino.
Mil gracias, Santa.
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