Jóvenes desconectados de la realidad
Vivimos en la era con más información disponible en la historia... y, sin embargo, muchos jóvenes están más desinformados que nunca. No leen periódicos, no escuchan noticias, no investigan por su cuenta. Se informan a través de redes sociales, memes y vídeos cortos, donde lo importante no es la verdad, sino el impacto. Todo filtrado por algoritmos que solo les muestran lo que quieren oír. Resultado: una generación entera a merced de la manipulación.
Sin lectura, sin defensa: cuando no lees, no contrastas y no profundizas, tu cabeza queda abierta de par en par para que cualquiera la llene con lo que le convenga. Un político mediocre, un influencer vendido o un agitador populista lo tienen facilísimo. El pensamiento crítico no nace solo; se entrena. Y se entrena con lectura, con esfuerzo, con disciplina. Sin eso, eres un espectador pasivo de tu propio fracaso.
El círculo del victimismo: la precariedad, los sueldos ridículos, la vivienda inalcanzable y la vida cada vez más cara son problemas reales. Pero si no se entiende por qué ocurren, lo único que queda es quejarse y culpar a entes abstractos: "el sistema", "los ricos", "los de arriba". Ese victimismo solo beneficia a quienes viven de mantenerte enfadado y paralizado, mientras ellos siguen en el poder riéndose de tu ingenuidad.
Pensiones, salarios y la mentira del progreso: con trabajos mal pagados, sin capacidad de ahorro y sin estabilidad, no hay forma de sostener un sistema de pensiones ni de construir un futuro. Pero ahí están, repitiéndote que "vamos como motos" mientras tú no puedes ni pagar un alquiler sin compartir piso con tres personas. Es un engaño a plena luz del día... y muchos aplauden.
La solución incómoda: si quieres dejar de ser un peón en el tablero de otros, la receta es simple: lee. Infórmate de verdad. Contrasta. Desconfía de los que te dicen lo que quieres escuchar. Cuesta, sí, pero vale infinitamente más que vivir toda tu vida como carne de manipulación barata.
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