En defensa de Gonzalo Bernardos
En España hay pocos economistas tan reputados como Gonzalo Bernardos, un economista socialdemócrata que suele aparecer bastante en La Sexta TV. Recientemente ha sido atacado en su sección de "Cartas al director" por unas declaraciones que hizo sobre el sistema de pensiones en España.
Yo, que también soy economista, antes de meterme con Gonzalo Bernardos me lo pensaría dos veces, porque es una persona sabia, honesta y muy bien preparada, y para refutarle una afirmación hay que hacerlo con datos que sean coherentes; pero, ya se sabe, vivimos en un país en el que de fútbol y de economía todo el mundo opina, aunque no todo el mundo sabe.
Gonzalo Bernardos había afirmado que la media de lo cotizado por un jubilado medio se lo gasta en 12 años, y, como cada vez se vive más, pues la gente gasta más de lo que puso, originando un déficit al Estado. Esta es una afirmación que puede gustar mas o menos, pero es así, y que en Europa se resuelve de la siguiente manera: el dinero que falta para pagar pensiones lo ponen los estados con el dinero que recaudan de los impuestos.
El lector atacante pone un ejemplo de una persona que cotiza por 2.000 euros y después cobra 1.200 euros de pensión, intentando demostrar que lo cotizado se corresponde más o menos con lo cobrado. Pues bien, decir que este ejemplo está mal, porque, si esto fuese verdad, a esta persona le quedaría el 60 por ciento del último salario, cuando en España le queda una media del 75 por ciento. Es decir, si cotiza por una base de 2.000 euros al mes, le quedaría una pensión de 1.500 euros en catorce pagas, con lo cual el pensionista gastaría más de lo que aportó y confirma lo que el profesor Bernardos explicó.
Con esto no estoy justificando nada, ni aumento de las cotizaciones ni mucho menos recorte de pensiones; el sistema funciona más o menos bien, y yo lo único que le añadiría para financiar las pensiones es una contribución social generalizada, que es un impuesto que se aplica en Francia tanto a rentas de capital, y aquí está la novedad, como del trabajo. Pero, vamos, al profesor Bernardos que no lo ataquen injustamente y menos cuando no está presente para defenderse.
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