El parque Hermanos Castro: de zona verde a recinto de macroeventos
Desde hace tiempo se observa un loable esfuerzo por parte del Ayuntamiento de Gijón por avanzar hacia una ciudad más verde, sostenible y amigable con el entorno. Pero esta voluntad se contradice de forma preocupante con el trato que se está dando al parque Hermanos Castro, una zona que, aunque oficialmente reconocida como espacio verde en el Plan General de Ordenación, ha perdido gran parte de su función natural, social y recreativa.
Este parque, antaño lugar de paseo, deporte y convivencia, se ha transformado en un escenario cambiante al servicio de macroeventos: conciertos, festivales como el Tsunami (con escenarios a escasos 100 metros de viviendas y música hasta altas horas de la madrugada, lo que contraviene el derecho al descanso vecinal), ferias gastronómicas como el Oktoberfest o The Champions Burger, amén de un perímetro vallado durante semanas que impide el uso público del espacio.
Cuando el bullicio cesa, el parque vuelve a su uso actual, pasando de un aparcamiento puntual a permanente. Este hecho lo celebran autocaravanas y campers, muchas de las cuales no son autocontenidas y dejan tras de sí vertidos y restos orgánicos. Lo verde se ha convertido en amarillo. Los cristales, la suciedad y los restos de excrementos, unidos a la frecuente ocupación de la explanada, han conseguido que las familias hayan dejado de acudir con sus hijos a enseñarles a andar en bicicleta, patinar o, simplemente, dar un paseo y merendar.
En Gijón debe haber espacios de celebración, sí, pero no a costa de sacrificar nuestras escasas zonas verdes. El uso del parque Hermanos Castro se debe regular de forma clara y responsable, potenciando su uso como zona verde real y limitando los eventos que comprometen su integridad, devolviendo a este espacio su uso natural y comunitario.
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