Emma Cuervo
En Navidades, en aquellos tiempos, en una de las emisoras de Oviedo había un programa, después de las diez, en que se recogían donativos para comprar turrón y esas cosas, a las familias necesitadas. Era muy entretenido (no había TV) porque salían las llamadas telefónicas y "soy Tere y mando 3 pesetas" y comentarios de todo tipo. Algunos llamaban todos los días y usaban seudónimos: me resulta inolvidable la voz de Monchu, uno de la confitería Las Dueñas, en Palacio Valdés, que siempre aportaba y se hacía pasar por el "Submarino Amarillo". Eran los tiempos de los melenudos de Liverpool.
Don Marcelino era un cura grande de tamaño, casi como su iglesia, la de San Juan, muy amigo de los nenos y que llevaba el catecismo y que nos ponía a cantar como si fuéramos los niños de Viena. Era una persona celestial, si alguien puede ser así.
Hará 60 años, don Marcelino y Monchu regresaban juntos del partido de Ribadeo, del Emma Cuervo, y tuvieron un accidente en el coche y se mataron los dos. Son cosas que no se pueden olvidar. Don Marcelino, aparte de su afición por los azules, era capellán del equipo.
Se hace uno muy viejo, pero aún reverdecen esos momentos tristes y cariñosos hacia ese par de personas de mi tierra.
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