No es posible la cordura
El mundo ha perdido la cordura y con ella pierde la libertad para elegir un progreso correcto. La evolución humana es algo más que competencia en desigualdad (Darwin) o colaboración en igualdad (Margulis), es una oscilación que transita de un pico a un valle entre ambas; siempre buscando estabilizarse en la igualdad. Pero a pesar de los avances en igualdad, aún se compite para tener el poder para imponer desigualdad. Porque así, los obedientes colaboradores progresarán, y los díscolos no. Gobernar en estos tiempos es mantenerse en el poder buscando el bienestar propio con la colaboración de los beneficiados colaboradores, obviando a los demás, que son cada vez más. Ahí es donde entra el dinero para corromper conceptos y voluntades, comprando apoyos y manipulando con falsas noticias o deformando la verdad agrandando aspectos que no son tales, en motivación o maldad. En España se ha vuelto algo propio (y adecuado para alguien) el desprestigiar al poder judicial, comprar voluntades en el poder legislativo, y amañar la ejecución de obras para su mordida preceptual. La cordura del equilibrio entre los tres poderes ya no parece posible.
En el mundo global la locura deviene como calamidad. Se ve claramente en el aumento de las migraciones de pueblos enteros que, por motivos de violencia, agrandan la realidad de los campos de refugiados. También se palpa en el aire por la contaminación y el deterioro de las condiciones de vida del planeta, causando el cambio climático con sus desastres naturales, los cuales originan condiciones inhóspitas que obligan a emigrar. Hay una descomunal producción automatizada bajo el control de las IA programadas para seguir: oferta, publicidad y demanda; buscando siempre el máximo beneficio económico, satisfaciendo más la inutilidad del deseo que la necesidad; sin que contaminación y deterioro entren como costo económico en la programación. El poder del dinero es tan grande que el 1% de las personas del mundo posee el 99% de la riqueza; y, en Europa, el 10% acapara el 35% de la renta total y el 50% de la propiedad. Necesitaríamos una ética social para recuperar el sentido profundo de la gratuidad en el acceso a los bienes esenciales como: educación, sanidad y vivienda; para luego tener voz propia en la política por la libertad. Los gestos extremistas de odio y violencia surgen en España, y en el mundo hemos de atenuar y detener la locura de: Gaza, Darfur, Ucrania, Siria, el Rakhine de los rohinyás y... Está claro que estamos subiendo a un pico de competencia, desigualdad, e incluso de odio, como si fuera algo normal, pues el loco es el que menos se da cuenta de su locura.
P.S.: Peter Hegseth, secretario de Defensa de EE UU, pide la abolición del voto femenino (menuda defensa del progreso).
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