¿Currículum o currículo igual a política?
Hicieron piruetas, por fin, los currículos en muchos de nuestros representantes políticos a los que se les presumía honestidad. ¡Qué ingenuo soy! El rumor de los pinceles se abre al engaño y comenzó la carrera -nunca mejor dicho- para modificar o borrar licenciaturas y títulos en la paleta de ese rimbombante portal de transparencia.
Una de las figuras literarias que más prosa ha escrito sobre la polémica de la razón de Estado es Quevedo. Su tratado "Política de Dios", y en su sátira menipea "Sueño del infierno", es un buen ejemplo y ruego sea leído por tanto intelecto de la política y busquen si se ven reflejados.
La pregunta, obviamente, es cuántos años la mentira se ha normalizado en los partidos políticos y en el poder. Si tomamos el ejemplarizante Patxi López, el engaño parte desde la puerta de la Transición y, como ha demostrado integridad, no dimite. Si elegimos al comisionado de la dana, prácticamente no dista muy lejos del primero. Hacer más nóminas del engaño nos llevaría muchas líneas, sea cual sea el segmento parlamentario.
Es bien conocido que quienes optamos a plaza en la Administración pública aportamos titulaciones, capacidad, habilidad, antecedentes penales, certificaciones, coste de exámenes, burocracia y acreditaciones, y esto simplemente para poder concursar. Para los/as que acceden por la vía de la "amistad o enchufismo político" se da por bueno todo lo que falseen, pues están en la superola de la política. Siendo grave, nada menos que a una ministra de Universidades le faltó tiempo para defender al infractor y exclamar "ya está bien de persecuciones". ¿Pero qué tipo de políticos/as nos están gobernando? ¿Es así como defiende un responsable del Gobierno a las instituciones y al ciudadano frente a quienes nos engañan? Bien mirado, no es de extrañar cuando el "amantísimo esposo" amnistía a golpistas e indulta a Griñán y Cía.
Desconozco quién se habrá presentado como acusación ante el comisionado, pero poca confianza tengo que una sentencia le condene a la devolución de todas aquellas nóminas que ha cobrado mediante el engaño. La Sra. Ministra debería conocer que quien falsea o engaña al empleador, si es descubierto, le supone una sanción administrativa e incluso penal de hasta seis meses, pero he aquí que a la empleadora del Estado solo se le ocurre "cacería y persecución". ¡Es el mundo al revés! Aquí el Gobierno de este "yerno de la nuit", conocido como don Pedro Sánchez, pone manos y manos en el fuego y ya no hay tanta pomada.
Quien es capaz de falsear una sola línea o varias sobre su currículum, es igual que quienes amañan dos o mil votos. Lo primero que se contempla es lo cuantitativo, pero la gravedad es el hecho del engaño que inhabilita a cualquier persona por engañar y delinquir, y en cargos públicos nos lleva a un signo de ataque a la salud democrática
En psicología, estos comportamientos se denominan síndrome del impostor, personalidad histriónica o, paradójicamente, complejo de superioridad, pero una vez descubierta la infracción, la actitud puede ser cualquiera que su pensamiento le lleva a una intencionalidad. De momento, la actitud de alguno/a es la dimisión, aunque quienes conocemos la tela, estas dimisiones son más entre visillos pidiendo, presionando e incluso empujando a la dimisión, con el consiguiente acto de honradez que salta a la prensa por los/as interlocuciones de los partidos y con esa ridícula exclamación: "¡Hala, el mío/a dimitió, toma ejemplo en el tuyo!".
¡Cuánto hipócrita!¡ Y es que la credibilidad generada por los partidos no cotiza en el Ibex de la ética y son argumentos para el desinterés hacia los políticos, ausencia de participación dentro de los partidos y la expansión del germen del populismo que, desgraciadamente, conquista porcentajes preocupantes en Europa.
Estaba escribiendo esta carta cuando salta la dimisión del alcalde de Llanera. Buen gestor, persona de confianza, líder indiscutible, y aprovecho sus comentarios, con trasfondo a no compartir posiciones, entiendo yo, "sanchistas y barbonistas", lo que le honra. En el escrito llamaba la atención del desembarco en la política de gente joven, aún con dientes de leche, que no saben cómo es despertarse en un empleo en el sector público o privado. Solo conocen, por ello se desviven, la política como forma de vida y elemento de sustento, lo que elimina las críticas no sea que tengan que exclamar: ¡Adónde voy ahora! Con este diseño vital, generan tapón en personas que pueden llegar a la política aportando más capacidad, preparación e ideas. Con sus resistencias habilitan partidos mediocres y portadores de mediocridad, devaluando la política con actos parlamentarios de bajo nivel y alta crispación, si bien confío que nunca ocurra lo que llegó a hacer Indalecio Prieto derivado de su carácter. Lamentablemente en esta aún España hay que cuidar la democracia y acabaremos haciéndolo la ciudadanía, no los políticos.
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