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Sella: evolución de la piragua

11 de Agosto del 2025 - José M. Alonso Blanco (Ribadesella)

El poeta decía: "Nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar, que es el morir, allí van los caudalosos, los más pequeños y al final son todos iguales...". Jorge Manrique escribió estas coplas a la muerte de su padre hace ya muchos años, aunque a mí aún me impresionan por su calidad. Compara la vida con un río, el cual en su nacimiento es muy pequeño, como el ser humano; a medida que avanza su curso es más grande, aumenta de caudal y lo hace ser

navegable para las piraguas, cosa que ocurre en el magnífico Sella.

El hombre primitivo de las cuevas de Tito Bustillo ya usaba el tronco-piragua para sus desplazamientos, hecho recogido en los paneles del paseo de la Grúa por el viñetista D. Antonio Mingote. Del tronco-piragua, el hombre fue perfeccionando su ligera embarcación, propulsada por tracción sanguínea a través de una pala. El remo es parecido, pero la embarcación es más grande que la piragua y además lleva un punto de apoyo, cuestión física de suma importancia. La pala no lleva ningún punto de apoyo sobre la embarcación. Es la usada en el Sella.

En el año 1929 comenzó todo, D. Dionisio de la Huerta compró en los almacenes El Siglo de Barcelona una piragua plegable, toda una novedad en la época, y la trajo a Coya (Piloña), su lugar de veraneo.

Así empezaron a bajar el Piloña-Sella, pero de una manera lúdica y divertida. Eran los primeros veraneantes en este precioso Oriente de Asturias.

La cosa fue a más y decidieron bajar el Sella desde "puente a puente", es decir "puente de D. Emilio Llamedo a puente de D. Doniosio de la Huerta". Resumiendo, desde Arriondas a Ribadesella, 20 kilómetros aproximadamente, por un paraje de cinemascope.

La idea de D. Dionisio era que siguiera la excursión festiva, pero, como todo en la vida, surgió la competición: a ver quién llega primero al puente de Ribadesella.

Al principio las piraguas eran todas de madera, para aligerar el peso; la parte de la piragua superior era de una lona impermeable.

Los hermanos Cuesta, ribereños del Sella, pues nacieron en Omedina, fueron buenos piragüistas. Su profesión era la de carpinteros, por lo tanto ellos mismos arreglaban sus piraguas. Otros piragüistas les encargaban hacer lo mismo con los suyas. De este modo pasaron de carpinteros a fabricantes de piraguas de madera. Solo se dedicaban a esta tarea, ya de una manera profesional. El taller de trabajo estaba situado debajo de la sede de mi equipo piragüístico S.C.D. (Sociedad Cultural y Deportiva de Ribadesella), capitaneada por Adolfo el Sastre (emigrante en Francia), el cual no era presidente, pero era el que trabajaba con la Olivetti. Guardo buen recuerdo de Adolfo; me hablaba de Francia, la comparaba con la "cavernícola" España de aquella época. Me decía que él era republicano y me lo justificaba.

Por el invierno organizábamos bailes de salón con grupos musicales cantando en vivo. Así nos financiábamos para los viajes piragüísticos del verano. Mis conocimientos geográficos del norte de España se deben a los ríos, con sus descensos. Ejemplo: Ebro, Asón, Carrión, Pisuerga, Narcea, Ría de Limpias, etcétera.

Los hermanos Cuesta vendían sus preciosas piraguas a muchas federaciones europeas, pues eran de calidad suprema.

Las embarcaciones participaron en varias olimpiadas, con distintos países. Pero en los años 70 surgió la fibra de vidrio, después vinieron los polímeros (kevlar, abeja...). Es decir, la química acabó con la madera, debido a sus mejores propiedades físico-químicas. El peso de la embarcación bajo, en los ríos su flexibilidad hacía que una piedra no rompiera la embarcación, etcétera.

La tecnología se impuso, los "plásticos" no solo están en las piraguas, sino en nuestras vidas (alimentación, moda, construcción, etcétera). Sin los polímeros la vida actual sería difícil. La vida es física y química, ayudada por las herramientas de las matemáticas.

Como diría Alonso de Quijano: "El vino no solo se saca de la vid, pues mezclando polvos (química) y agua se consigue un buen caldo", amigo Sancho.

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