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La humanidad también cura

14 de Agosto del 2025 - Isabel García Álvarez (Oviedo)

A mediados de julio, apenas dos días antes del inicio de las vacaciones familiares, mi hija fue hospitalizada con un diagnóstico de gastroenteritis. Lo que parecía un proceso clínico común se complicó de forma inesperada: sus riñones comenzaron a fallar progresivamente. Ante nuestro desconcierto y creciente preocupación, fue trasladada al servicio de Nefrología.

Desde el primer momento, el seguimiento fue constante. Cada día -incluidos los fines de semana- varios profesionales acudían a valorar su evolución. Entre todos ellos, quiero destacar a la doctora Clara Sanz García, quien asumió el seguimiento principal. Su profesionalidad, implicación, cercanía y sensibilidad han sido excepcionales. Su sincera alegría ante cada mejoría, su constante presencia durante las pruebas y en los momentos más difíciles sosteniendo su mano con calidez, su actitud serena y empática... Todo ello ha sido una muestra de una vocación que trasciende el mero cumplimiento del deber. En medio del miedo y la incertidumbre, su atención y cercanía fueron un verdadero sostén para mi hija y para nuestra familia.

Ejercer la medicina -o cualquier profesión sanitaria- implica, por supuesto, formación rigurosa, responsabilidad y ética. Pero también requiere algo menos medible y más profundo: vocación, empatía, humanidad. Lo que hemos vivido estos días nos ha recordado que, detrás de cada bata blanca, puede y debe haber alguien que acompaña, que informa con claridad, que reconforta con su presencia y que nunca permite que una persona -y menos aún un menor- se sienta sola o invisible. Trabajar en el ámbito de la salud no consiste únicamente en aplicar protocolos clínicos: implica estar, escuchar, sostener. Requiere conocimientos, sí, pero también una profunda dimensión ética y humana. A veces, el mayor acto de cuidado no nace del saber, sino del ser.

Todas las profesiones aportan algo a la sociedad, pero algunas implican el trato directo con personas en momentos de especial vulnerabilidad. Como afirmó Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". Cuidar de otra persona significa también cuidar de su circunstancia: de su dolor, de su miedo, de su esperanza. Atender a alguien no es solo una tarea profesional; es, en muchos casos, un compromiso con lo más frágil de la vida humana.

Esa experiencia, vivida desde dentro, también lleva inevitablemente a reflexionar sobre el estado de nuestro sistema sanitario. Su calidad no solo depende de recursos materiales, sino del compromiso de quienes lo sostienen cada día. La sanidad pública demuestra su excelencia gracias a su personal, muchas veces a pesar de condiciones que se deterioran lentamente: listas de espera interminables, recortes en atención primaria, infraestructuras insuficientes, escasa inversión y un reconocimiento institucional que no está a la altura de la responsabilidad que asumen. La burocracia crece, pero el tiempo para cuidar se reduce. Y eso es inaceptable. La medicina no debe deshumanizarse ni convertirse en mera gestión: es, ante todo, un vínculo entre personas.

En tiempos en los que se cuestiona y recorta lo común, estas experiencias nos recuerdan la importancia -y la urgencia- de defender una sanidad pública fuerte, humana y universal. No hablamos de un lujo, sino de un derecho fundamental. La sanidad pública no solo salva vidas: cuida, acompaña y dignifica. En un mundo cada vez más impersonal y tecnificado, recordar que la humanidad también cura es una afirmación ética que nos obliga, como sociedad, a poner el cuidado y la dignidad humana en el centro.

Quiero acabar agradeciendo el trabajo de cada enfermera, auxiliar, persona de limpieza y celador que, con pequeños gestos y gran profesionalidad, hizo que estas dos semanas de hospitalización fueran un poco más llevaderas. En cada turno, en cada palabra amable, en cada acto de cuidado, sentimos que no estábamos solos.

Gracias a quienes, desde su vocación, su ética y su entrega, nos cuidan en los momentos en que más les necesitamos.

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