Ante los cambios
En el griego clásico la nostalgia significa regreso y dolor, describe a menudo un anhelo de pasado idealizado y poco realista. La nostalgia viene dada en esencia por no dejar espacio para la renovación de ideas que nos permitan rejuvenecer, o sea, no evolucionamos. Y ocurre, consecuentemente, que sin darnos cuenta, muchas veces entramos en el erial de la involución.
Es decir, nos aferramos a ideas y criterios que nos abocan a una actitud inflexible ante los cambios. Podemos apreciarlo en muchas situaciones y facetas de la vida del ser humano: en la política, la religión, el arte en general; o más cercano y cotidiano: la familia, la educación de los hijos o también puede ser sobre el trabajo... Por eso es muy recomendable, si no queremos caer en el estancamiento, revisar los puntos de vista de cuando en cuando. Modificar los puntos de vista a medida que vamos cumpliendo años no es baladí, pues de esta manera nos estaremos acomodando y adaptando a las necesidades y condiciones de nuestro tiempo, lo que nos permitirá mantener un espíritu joven siempre. Desde el inicio de la historia, la persona es un ser cambiante, de no aceptar esta condición, lo pasaremos mal. No es racional alardear y aferrarse a las ideas fijas. Dios dotó al hombre de inteligencia para que la desarrollemos y sigamos creciendo, de lo contrario se transformará en un erial, por muy fértil que sea su tierra.
Cierto es que no resulta fácil, a partir de ciertas edades, adaptar nuestros puntos de vista a las corrientes nuevas, sobre todo en esta época de vértigo que vivimos. Es más, nos atrevemos a señalar que es necesario echarle valor y mantener viva nuestra savia. Por ello, hay que romper barreras y, en definitiva, abrir las ventanas de nuestra mente para que entre aire fresco y renovador, teniendo, además, una actitud flexible ante los nuevos tiempos. Nuestra actitud ha de ser abierta y tener buena disposición para reflexionar antes de rechazar automáticamente los cambios. Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar, según Elliot Gould.
Nota colateral: Estas reflexiones son válidas también para los aficionados ovetenses/asturianos de la temporada de ópera anual.
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