Lo que no se consiguió (y aún se debe)
Durante todo este tiempo, cada vez que alguien nos ha preguntado por la huelga educativa, una de las frases más repetidas ha sido: "Bueno, al menos conseguisteis algo, ¿no?". Y, con rabia porque esa sea la sensación que ha calado en la sociedad, la respuesta sigue siendo la misma: no.
No hemos conseguido ninguna mejora real para el sistema educativo público asturiano.
Por mucho que el presidente del Principado, la nueva consejera o los sindicatos firmantes se hayan paseado por medios vendiendo el acuerdo como un pacto histórico, quienes estuvimos en la huelga solo vimos un pacto bochornoso.
En mayo, docentes de todas las etapas despertamos nos organizamos y salimos a gritar que con la educación asturiana y con nuestra dignidad no se jugaba.
Pero jugaron. Vaya si jugaron.
Gobierno y sindicatos firmaron un acuerdo tras 14 días de huelga que dejaba todo prácticamente igual. Siguen faltando PTs y ALs -esa "superdotación" llegará tarde, mal y nunca: en abril, a dos meses de finalizar el curso-. Siguen faltando recursos de todo tipo y seguimos siendo el profesorado peor pagado y valorado de España.
Hablabais de la preocupación por la educación y de la inversión millonaria, pero si no hubiésemos salido a la calle, no habría pasado nada. Y realmente no pasó apenas nada.
Hasta la propia vicepresidenta lo reconocía en aquella pillada histórica en rueda de prensa, sin saber que el micro estaba abierto, junto al consejero de Hacienda. Como dice el dicho gallego: "Mexan por nós e hai que dicir que chove".
Nos disteis migajas.
Nos toreasteis.
Pero no, Presidente. No, Consejera. No, sindicatos.
Todas esas movilizaciones no fueron el final. Fueron el principio.
El verano ha sido tiempo de desconexión, sí, y falta nos hacía. Aunque muchos pongan en duda nuestro trabajo, nuestro calendario y nuestras vacaciones.
Pronto empieza un nuevo curso. Volvemos con ganas, con nuevos grupos, proyectos, retos e ilusiones. Porque nos encanta enseñar y amamos nuestra profesión.
Pero no a cualquier precio. Porque la vocación no lo aguanta todo.
Queremos hacerlo bien. Queremos lo mejor para nuestro alumnado. Pero también queremos condiciones dignas para poder enseñar sin agotarnos, sin quemarnos.
Y seguiremos saliendo a la calle, seguiremos alzando la voz.
Que nadie lo olvide. Queremos una educación pública de calidad, por nosotros y por nuestro alumnado.
Y si las cosas no cambian, habrá también otras formas de hacerlo notar.
Quisisteis ponernos a las familias y a la sociedad en contra, pero no engañáis a nadie.
Porque lo que pedimos no son privilegios: son derechos. Son necesidades. Son realidades que en otras comunidades ya son norma y que, aquí en Asturias, siguen siendo una deuda pendiente.
Porque eso, también, "lo dice todo el mundo".
Así era el eslogan, ¿no?
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