Éxodo silencioso en Allande
Estos últimos días ha vuelto a suceder. Un vecino de Allande, aquejado de importantes problemas de salud que le impiden valerse por sí mismo y ante la imposibilidad de que sus allegados pudiesen atenderlo de manera adecuada, se ha visto obligado a ingresar en una residencia de la tercera edad... En Ibias, a más de 70 kilómetros del pueblo que lo vio nacer, donde vivió toda su vida y a donde, probablemente, solo volverá el día que fallezca.
Esto no es nada excepcional. Ha ocurrido ya demasiadas veces, vecinos enviados a Oviedo, Gijón, Avilés, un drama repetido que no ha servido para derrumbar la barrera de insensibilidad y falta de empatía del Gobierno regional.
Es necesario recapitular los antecedentes de esta eterna e irrenunciable aspiración del pueblo allandés, recordando lo ocurrido en las últimas elecciones municipales, en las que se produjo la alternancia en el gobierno municipal, siendo descabalgado José Antonio Mesa (PSOE) por una mayoría conformada por el PP y Allandeses Independientes (AI).
Durante aquella campaña electoral, en concreto, el 3 de mayo de 2023, el aún entonces alcalde Mesa hizo las siguientes declaraciones en este mismo periódico: "El alcalde, José Antonio Mesa, explica que, tras las negociaciones realizadas por el Ayuntamiento en los últimos meses, la Consejería ya está redactando el proyecto técnico para la construcción de la residencia de mayores en la parcela municipal que está situada frente al actual centro rural de apoyo diurno. El nuevo equipamiento se está proyectando para contar con 60 plazas".
Pues bien, cuando la nueva Corporación se interesó por el expediente del proyecto, se encontró con que de aquello no había nada de nada. Desde entonces todos los esfuerzos, todas las reuniones, todas las gestiones realizadas por la actual Corporación han resultado completamente infructuosas.
¿Y qué gestiones ha hecho el PSOE local ante el Gobierno regional, de su mismo color, máxime cuando cuenta entre sus filas con toda una diputada nacional? Pues nada de nada, salvo, quizá, poner palos en las ruedas. Si no es así, que me desmientan informando al pueblo allandés de sus gestiones, iniciativas parlamentarias, etcétera, con objeto de presionar para que el proyecto salga adelante.
Y, mientras tanto, nuestros mayores, sobre todo aquellos que se acercan a las edades y circunstancias que los obligan a pasar sus últimos años de vida atendidos en residencias de la tercera edad, piensan, angustiados, en un final de sus vidas alejados de su entorno y de sus familiares, perjudicados por el espíritu revanchista de un Gobierno regional que, con la complicidad de sus representantes locales, antepone su agenda política desbordada de sectarismo al bienestar de los vecinos más vulnerables de Allande, que se enfrentan a ese éxodo silencioso que los llevará lejos del lugar que los vio nacer. ¡Qué crueldad!
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