El ¡Bah! O ¡Va!

Aristóteles ya definió al “ciudadano bueno” y al “buen ciudadano”.

El “ciudadano bueno” busca la virtud, la razón y el bien común, la colaboración con los demás y promueve el pensamiento crítico, defiende la capacidad de pensar y compartir la excelencia: “¡Va!”.

El “buen ciudadano” es aquel que se adapta al sistema y actúa de acuerdo con él, sin importar que este sea o no justo: “¡Bah!”.

Creo que en estos días se ha escrito de todo sobre los incendios, opiniones políticas, técnicas y ciudadanas, yo quiero aportar mi visión personal sobre este tema y muchos más que entran en la “temida expresión del “¡Bah!”.

En primer lugar, mi agradecimiento y admiración por esos sufridos bomberos, brigadistas, UME, SEPA, Guardia Civil y ciudadanos que nos dan una lección diaria de esfuerzo, generosidad y humildad al trabajar como siempre ayudando a socorrer y paliar desgracias, algunas en grado muy importante evitables.

Hoy voy a tocar la “Cultura medioambiental”, pero tanto el “¡Bah!” como el “¡Va!” vale para todos los ámbitos de la vida (familia, comunidad, trabajo, ocio, etcétera). Expongo algunos ejemplos:

-Habría que escuchar al medio rural (ganaderos, agricultores): “¡Bah!”, que lo solucionen otros, pero su esfuerzo es innegable.

-Que los montes están sin limpiar: “¡Bah!”

-Que no hay cortafuegos en los parques naturales: “¡Bah!”, y se prohíben limpiezas, no es asunto nuestro.

-Que los montes “privados” están lo mismo que los públicos en abandono casi total: “¡Bah!”. Habría que arbitrar ayudas para la solución.

-Si cortas un árbol que puede causar peligro en tu finca o caer donde no debe: “¡Bah!”, por no andar con tanta burocracia, o bien lo hacemos con nocturnidad o que sea lo que tenga que ser.

-Que las cunetas de nuestras carreteras están que dan asco con envases y todo tipo de basura: “¡Bah!”, ya vendrán a limpiarlas, por cierto, cuando desbrozan, nadie obliga a las empresas que lo hacen a recoger las basuras que se esconden debajo del desbrozado.

-Que muchas señalizaciones de carreteras están tapadas por la maleza: “¡Bah!”.

-Que los ríos llevan todo tipo de porquería, basura contaminante y árboles caídos que obstaculizan el paso del agua cuando hay riadas: “¡Bah!”, tonterías, están creando ecosistemas… y volviendo locos a los salmones, que no encuentran sus lugares de desove, al cambiar los cauces: “¡Bah!”.

-Que las maravillosas fiestas o eventos varios que se organizan de forma multitudinaria generan toneladas de basura (habiendo basureros), por una falta total de empatía en muchas ocasiones de los participantes con la cultura medioambiental: “¡Bah!”, ya vendrán a recogerlo.

-“¡Bah!”: ¿Para qué separar y llevar a los contenedores de reciclaje la basura, si luego lo mezclan todo en Cogersa? Esto lo escucho muchas veces.

-Salvo que una tormenta eléctrica desencadene un fuego, el resto puede ser evitable con limpieza: “¡Bah!”, tonterías, esto es la sequía.

-No se engañen, la sequía es un desencadenante, pero hay que controlar sus efectos, solo el terreno no se prende: “¡Bah!”, no llueve.

-Que nuestros políticos no llevan en sus programas la reforestación de España ni la limpieza de bosques y ríos: “¡Bah!”, es mejor el avance del desierto.

-Hace días algunos ciudadanos limpiaron unos 13 kilómetros de cuneta de una carretera comarcal de un parque natural y fue desolador. El número de bolsas compostables recogido con todo tipo de envases, llantas, ruedas, calzoncillos, zapatos, etcétera, fue un hallazgo de “tesoros” increíble, con carretera desbrozada: “¡Bah!”, estábamos en plena ola de calor.

-Ni qué decir que después de hablar de basura conviene centrarnos en otro grave problema que sí afecta a un colectivo importante que se juega su vida, los pilotos y rescatadores de helicópteros e hidroaviones. Faltan balizas naranjas de señalización de los cables de alta tensión, especialmente en la montaña y los pantanos: “¡Bah!”, los rescates de la montaña y las tomas de agua para incendio son una “fruslería”, ellos pueden ver el peligro sin más. Mi solidaridad total con estos profesionales de alto riesgo en sus trabajos y que, como ya estamos habituados a verlos, nos parece que “¡Bah!”, no es para tanto…

¿Y si cambiamos el “¡Bah!” por el “Va” y nos ponemos las pilas para trabajar conjuntamente?

Marvin Harris establece tres categorías sociales que se retroalimentan entre sí: 1) La infraestructura: ahí entramos la sociedad que cubre las necesidades básicas y tiene el poder del cambio. 2) La estructura: la interacción económica/política, jerarquías y reparto de funciones. 3) La superestructura tiene un nivel complejo que se basa en los dos anteriores, aquí se analiza la ideología, creencias, valores y pensamiento de los dos grupos, por lo tanto, es el poder y el nivel más complejo de las tres.

La infraestructura donde está el ciudadano de a pie es el factor más influyente, ya que los demás aspectos de la cultura (estructura y superestructura) están supeditados a ella y están condicionados por la interacción de las necesidades materiales de una sociedad con su medio. Es cuestión de que decidamos en qué lado estamos, en el del “buen ciudadano o en el del “ciudadano bueno”, de nuestra opción depende el cambio.

¿Ustedes, queridos lectores, qué prefieren, el todo vale y la desidia del “¡Bah!” o el ahora “va”? Tal y como nos vienen dadas, seremos los ciudadanos de las urbes y el mundo rural quienes tomemos las riendas para hacer un planeta más habitable y humano, y por suerte hay infinidad de personas dispuestas a ello. Grupos rurales y urbanos realizan trabajos de limpieza de caminos y ríos, ellos sí practican el “¡Va!” y son nuestra esperanza. No olvidemos que, ante las quemas, pueblos enteros trabajaron en su extinción e impidieron que los fuegos avanzasen: “¡Va!”.

Y, para ser justa, Oviedo merece un 10 en limpieza con el esfuerzo de su Ayuntamiento y la respuesta coherente de sus habitantes. Es lo que conozco y percibo: “¡Va!”

¡Por cierto! Hay un juego de palabras en el título de esta reflexión…, me sale un baobab, árbol africano maravilloso que dentro de su tronco acumula el poder del agua; nosotros en nuestro interior tenemos el potencial de cambiar siempre a mejor.