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Isabelita la Gitana (Ribadesella)

1 de Septiembre del 2025 - José M. Alonso Blanco (Ribadesella)

En mis últimos artículos en el periódico LA NUEVA ESPAÑA hablaba sobre el Dr. D. Francisco Grande Covián y el Sella.

Hoy voy a hacer un giro copernicano y trataré de ese grupo social del cual se habla en muchas ocasiones en nuestra literatura española, estos son los gitanos.

Se cree que su procedencia viene de la India y como eran un pueblo nómada llegaron a la península Ibérica.

En su trayectoria al principio eran agasajados por los alcaldes de los distintos concejos por los que transitaban. Traían cultura y diversión. Pero se fue produciendo un giro, de admirados pasarán a ser odiados. Como etnia singular tenían sus leyes, cultura y religión, distintas a las de los payos. Eso provocaba fricciones en la convivencia diaria en los pueblos de esta piel de toro llamada España.

En Ribadesella los gitanos vivían enfrente del actual polideportivo municipal, justo al lado de la carretera RS-2. Dios quiso que nunca hubiera un accidente, pues los coches pasaban muy cerca de su infravivienda.

Yo, nacido a unos 100 metros de donde habitaban los gitanos, concretamente en Pico Ramón, era vecino suyo.

La convivencia siempre fue buena, no recuerdo ningún problema con ellos. Eran mejores vecinos que muchos payos.

El patriarca del grupo se llamaba Antonio y su mujer Adela. Tenían varios hijos ejemplo: Peque, Antonio, Conchi, Damián, etcétera, pero de la que guardo un gran recuerdo es de “Isabelita la gitana”, creo que en su generación era la mujer más bella de Ribadesella.

Venía mucho por “Pico Ramón”, pues tenía amistad con mi querida madre, conocida como “La Nena de Pico Ramón”.

Conversaban mucho, pues en oratoria “La Nena” era catedrática de expresión oral, sin pasar por nuestra Uniovi.es, es decir, era catedrática de la Universidad de la Vida.

Isabelita, siempre elegantemente vestida, le hablaba de la moda, de sus pretendientes, del vestido y la boca de Masiel en Eurovisión en el año 1968.

Mi madre, que siempre aprovechaba ese Pisuerga que pasa por Valladolid, le pedía que la peinara, pues así ahorraba tiempo y dinero, pues no tenía que ir a la peluquería.

La obsequiaba con productos de la huerta. Es decir, había una transacción económica pagada en especie (sin dinero).

En una ocasión, Isabelita dijo a "La Nena" que le tenía que pedir un favor.

Mi madre se alarmo, ¿de qué se trataría?

Le dijo que si permitía que ella usara nuestro baño y así darse una ducha. Mi madre respiró, pues no pensaba en una cosa tan trivial.

Dicho y hecho. Isabelita la gitana se bañó tranquilamente sin que nadie perturbara su paz.

Yo era un niño, la miraba y veía aquel monumento nacional de mujer bella y quedaba absorto al contemplarla.

En una ocasión me miró y me dijo: “¿Estoy buena, José?”, y le contesté que “mucho”.

Isabelita y mi mujer, Victoria (fallecida por causa del veneno llamado tabaco, probablemente -estudie algo de estadística-) fueron las mujeres más bellas de Ribadesella, cada una en su generación.

Era una belleza muy parecida, pues ambas eran morenas y de similar estatura.

Hace muchos años los gitanos (Antonio y Adela) abandonaron Ribadesella y se establecieron en Gijón. Por lo tanto, perdimos ese contacto vecinal.

A mediados de los años 70, colocaron los teléfonos en los hogares riosellanos. Un día mi madre recibe una llamada y era de Isabelita desde Gijón. Logró el número de teléfono a través de aquellas gigantescas guías telefónicas en papel.

Le contó su vida, se había casado y tenía dos hijos, etcétera.

El mestizaje cultural es muy importante, aprender de otra etnia que interpreta la vida de un modo diferente, el cual hay que respetar.

Yo toco aceptablemente las palmas gracias a las clases que me dieron mis vecinos los gitanos.

En fin, en fin, Ribadesella bipolar e infinita, con puente nuevo sobre la ría, con gitanos actuales muy trabajadores, los descendientes de Manolo, el cual en los años 40 inventó un “Seur” a nivel riosellano, pues hacía el transporte de las maletas de los veraneantes de la playa desde la estación del tren a sus chalés.

Usaba el carro y el burro en su trabajo, el tiempo en aquella época se interpretaba de distinta manera a hoy, no había tanto estrés. Amigo Sancho: “El caballo y el burro son los mejores medios de transporte, pues se respira aire puro y se disfruta del paisaje”.

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