Cuando las empresas eran decentes
Aquí aparte de mal cocinado, se pasa hambre. Hace unos pocos días tres patatas y dos huevos mal fritos. Lo mejor de la residencia, salvo excepciones, que las hay, el personal. Una parte del personal no se corta y en voz alta en el comedor dicen que les da vergüenza dar esa comida, amigos hay que llevar dinero para casa y la prudencia les hace decir: ir a la cocina a decirlo. Como a uno no le sale de las narices bajar, a ver la jeta del llamado cocinero, utilizo LNE. Lo que Dios no da, Salamanca no presta. Utilizan un discurso sin clase y poniendo siempre en la boca a la nutricionista. Vamos, como que hay que hacer la ola a la nutricionista, al cocinero y a la dirección. Reduflación en todo, ya sea alimentación, calefacción (menudo invierno nos espera), mobiliario, farmacia, etcétera.
Querer hacer dinero reduciendo costes y aumentar los beneficios es vomitivo. Tratar a la gente como imbéciles debe ser castigado por ley. Es muy necesario que se realicen inspecciones sobre el terreno, sin avisar. Si avisas, eso no es una inspección, es engalanar la moñica y, como decía Serrat, qué lindo caga el señor. Empresas como estas no son marca Asturias, sino una vergüenza para Asturias y resto de la nación, más cuando reciben dinero público. Está joya está en Langreo y tiene más de 100 residentes. Esperemos que sociedades como estas recuerden que en la NASA su cuenta es para atrás y para ellas cuando falte lo publico empezará: nueve, ocho, siete, seis. Gracias por su atención.
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