Las especies cinegéricas y el lobo
¿Podemos intuir cómo le irá al lobo una vez terminada la implantación integral de medidas correctoras que se prevé instalar como recurso que impida o dificulte incursiones de este gran depredador en busca de hallar comida? Con este motivo, en un coloquio reciente, se ha hecho referencia por parte de un científico, clasificado como especialista en el tema, cuando en el turno de la palabra aboga por la presencia de mastines custodiando cabañas ganaderas como elemento disuasorio principal que logre detener, cuanto menos minimizar, la posibilidad de que el lobo produzca daños en el estado anímico, económico y material en el sector primario. Cumplida esta necesidad, es de suponer que los efectos dañinos dejarían de existir en todo o en gran parte.
Si reducir a menores dimensiones los perjuicios que produce este gran predador a la ganadería extensiva pasa por llevar a cabo acciones del tipo de las preventivas que lo eviten en la medida de lo posible, como puede ser vallar parajes, instalar cercas electrificadas en recintos-refugio donde los pastores recogen el ganado, o disponer necesariamente de mastines, con la intención de ponerle difícil o inalcanzable acceder al poderoso cánido a presas fáciles con las que se pueda alimentar y, de paso, dejar la impronta de su acostumbrada huella destructora, hará que este animal salvaje, una vez se le hayan decrecido ls ocsiones de ingerir alimento, se encuentre obligado por necesidad a buscar alternativas satisfactorias, que hallará inevitablemente en el aprovechmieto de las poblaciones de caza mayor que tienen sus asentamientos en espacios naturales abiertos. Lo cual hace que se pueda tener la mirada puesta en el traslado de la conflictividad a las organizaciones del sector cinegético, quienes serán, a buen seguro, las nuevas sufridoras encargadas de soportar y reponerse de los graves daños que les provocará el lobo.
La nutrida y variada fauna cinegética que alberga la superficie terrestre asturiana conforma un medio natural de gran valor ecológico, económico y social, que se debe preservar y defender, en primera línea de actuación desde la función pública, puesto que es ella quien legisla, cuestión que la hace responsable; luego vendrán las instituciones y organizaciones. Es una realidad objetiva que allí donde se excedan los estándares normales de manadas de lobos, las especies de caza pierden mucha población, llegando incluso a desaparecer del lugar. Es lo que hay que tener en cuenta: prevenir que no suceda.
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