Tellado, metáforas bajo sospecha: la perversión del lenguaje
Las palabras de Tellado podrán ser más o menos prudentes, pero no fueron otra cosa que una metáfora. Sin embargo, de inmediato aparecieron los palmeros y activistas del gobierno para manipular su sentido y darles una interpretación dañina. Lo mismo sucedió con las declaraciones de Jaime de los Santos: jamás llamó prostituta a esa colaboradora de RTVE.
Decirle a alguien "estás cavando tu propia tumba" suele ser, en la mayoría de los casos, una invitación a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, no un insulto. Convertir esa expresión figurada en un ataque personal es una tergiversación ilegítima, indecente e infumable.
¿Será que este Gobierno, dispuesto a todo por aferrarse al poder, necesita distraer la atención? Porque mientras tanto:
La separación de poderes: ausente.
La igualdad ante la ley: anulada.
El Estado de Derecho: un invitado que nunca llegó.
La metáfora, por esencia, es un recurso figurado del lenguaje. Está presente en la vida cotidiana, en la literatura y en todo tipo de discursos. Pretender convertirla en una ofensa real o en una amenaza es, sencillamente, perverso.
¿Cómo de desesperados estarán el Gobierno y sus palmeros para rebuscar en las metáforas crueldad y en las mentiras realidad?
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