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Plaza de la Belter

13 de Septiembre del 2025 - Rosario Rodríguez Arrillaga (Oviedo)

El pasado viernes, 5 de septiembre, tuvo lugar la inauguración de una plaza en el solar que ocupó la desaparecida librería Belter de Sama de Langreo. La desangelada explanada lleva el nombre de Francisco Fernández Díaz, más conocido como Paco el de la Belter, a quien acto seguido se le rindió un embrollo de homenaje. Ninguna objeción a manifestar reconocimientos de afecto y agradecimiento a aquellos de quienes apreciamos sus legados, solo que en este caso la mayor parte de las bondades que se le atribuyen al homenajeado le corresponden a otro destinatario: mi tío Belarmino Fernández Argüelles, fundador y propietario de la librería junto con su esposa Tere. La Belter fue la ardua obra de un joven profesor de Literatura Española (antes, estudiando por las noches y sin pisar un aula, se había convertido en el maestro más joven de España de su tiempo), un hombre culto, inteligente y bueno, obsesionado con la lectura y la enseñanza, en particular la de los alumnos que reunían aptitudes y ganas de proseguir sus estudios, pero que por precariedad económica o desinterés familiar carecían de los medios para ello. Belarmino nunca cejó en el empeño de convencer a padres y parientes de que ¡los jóvenes tenían que estudiar!: podían contar con él. Y la librería contribuyó al objetivo. De modo que si en la Belter se fiaba, se descontaba, se daban facilidades de pago y hasta se donaba, fue gracias a que Belarmino y Tere así lo habían querido. Y también a esta gran benevolencia se debió la contratación de Paco "a perpetuidad", por ser familiar directo de Tere, a pesar del malestar que siempre les generó su comportamiento y sus incontables fechorías. Si uno se cree que "el dinero público no es de nadie", ¿no era más sencillo ignorar que las existencias de la Belter no eran de Paco?

Para concluir, y "sin venir a cuento", diré que procedo de una familia de "izquierdas"(abuelos, padres, tíos libreros...). ¿Acaso se podía no serlo en la Asturias de los años cincuenta a ochenta? Quizá los caducos discursos sobre el compromiso político, la lealtad al partido y el proselitismo militante habrían sido más pertinentes en otro tipo de reconocimiento al camarada Paco.

A Belarmino Fernández Argüelles no le faltaron demostraciones de afecto y agradecimiento tanto en vida como en el recuerdo:

En Opinión de LA NUEVA ESPAÑA del 16 de agosto de 2021, Francisco Palacios escribe: "... Úrculo nos contó que sus raíces artísticas estaban en Sama de Langreo. Y, visiblemente emocionado, nos dijo que recordaba con especial gratitud la impagable ayuda que le había prestado en sus comienzos Belarmino Fernández Argüelles, profesor del antiguo Colegio Municipal de Segunda Enseñanza de Sama y después del Instituto Jerónimo González. De este buen profesor había tenido apoyos y estímulos decisivos para encauzar su vocación artística."

En LA NUEVA ESPAÑA del 25 de julio de 2007, Alejandro Villa Allande, autor del libro "El antiguo Instituto de Sama (1892-1963)", dice: "... Había un espíritu bastante liberal para la época. Teníamos un profesor, don Belarmino, al que le dedico un capítulo del libro, que no iba a misa. Además, en unas vacaciones de Navidad nos mandó leer libros de Ortega, Unamuno, Lorca y Machado... Un día, comentando con Manuel Vázquez Montalbán lo que este hombre nos hacía leer, me dijo que era un privilegio tener un instituto así".

¿Cual sería el motivo de no llamar al sitio plaza de la Belter? Se me ocurre uno posible: en los últimos años de su no muy larga vida, Belarmino ya no entonaba "La Internacional".

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