El ladrón de sueños
Anoche tuve un sueño extraño y al levantarme estaba confuso, noté que alguien había entrado en mi mente, en mi cabeza y había dejado la puerta abierta. Un ser desconocido, un hacker de lo invisible, deambuló toda la noche como Pedro por su casa por mis pensamientos, por mis recuerdos y al salir, como si fuera un atrapasueños, se llevó toda mi vida, todo mi ser.
Me dejó sin nada, vacío, y, además se llevó lo que más quería: un periodo de mi juventud. Y, al mismo tiempo, como siempre ocurre, que los viejos volvemos a ser niños, también se llevó mi infancia y no recuerdo nada.
El problema es que al dejar la puerta abierta se escaparon los restantes sueños y, claro, me quedo sin razonamiento, sin juicio, sin ideas, sin conceptos.
A veces, me pregunto quién soy y no encuentro una respuesta adecuada, una respuesta que encienda esa candela de luz e ilumine mi memoria.
Le pregunto al viento:
¿Has sido tú el que entró en mi cabeza?
No me responde con palabras y al momento se levanta una brisa suave que adormece mi alma.
Le pregunto a la noche:
¿Has sido tú la que ha entrado con nocturnidad y alevosía en mi cerebro?
No me contesta y al instante amanece y se desvanece la respuesta.
¿Has sido tú la que entró esta noche en mi alma? Le pregunto a mi pareja cuando despierta y se despereza.
Ella, mirándome fijamente con ternura a los ojos, lo niega con la cabeza y sus labios esbozan una sonrisa cómplice y benevolente que, mas que negación, parece una confirmación.
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