Kale borroka gubernamental
Provocar o alentar desórdenes públicos, ¿no es un ilícito penal? Qué ocurre cuando quien los alienta y aplaude es el Gobierno, responsable de impedirlos. Piloto ciego que con un pie pisa el acelerador y con el otro el freno. La Vuelta Ciclista a España le sirve a Pedro Sánchez ¿para ayudar a Gaza? No, para entrar con lo mejor de cada casa "en el lado bueno de la historia". "Gernika-Palestina", Sánchez-Meñika: la farsa como envés de la tragedia. Utilización infame del sufrimiento ajeno como burladero de las vergüenzas judiciales propias y un filón de recursos para mejorar en las encuestas.
En cuanto Sánchez y su división clandestina de asesores (quiénes y cuántos son y cuánto cobran) se percataron de que la causa de Gaza es un árbol cargado de votos y de buenos sentimientos, se abrazaron a él y no cesan da sacudirlo con frenesí. El tono lo daba Pep Álvarez, el de UGT, el catalán de Belmonte que negocia con Puigdemont de Waterloo las condiciones laborales de los charnegos: "¿No dicen que este Gobierno está acabado? ¿Entonces de dónde le viene a Sánchez ese poderío de movilizar a la sociedad?".
Los ministros del Gobierno parlando como batasunos: Bustinduy, ministro de no sé qué, se felicita del "éxito de las protestas en toda la geografía del Estado". ¿Creía usted que el Estado era una entidad jurídica integrada por un conjunto orgánico de instituciones? Craso error. El Estado es un cuerpo físico, un pedazo de geografía con montes y valles y cabos y golfos. Sobre todo, golfos. Tardando están los esforzados ciclistas y sus equipos en demandar por daños y perjuicios a ese Gobierno de golfos del Estado.
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