Camino de Canossa
"No iremos a Canossa", se sulfuraba Bismarck en 1872, en el contexto de la "Kulturkampf". Los que cursamos aquel Bachillerato de seis años, más antiguo que las pesetas, en alguna etapa del programa nos encontrábamos con "La querella de las investiduras". En el Sacro Imperio Romano Germánico, los obispos eran príncipes; si los nombraba el papa, como príncipes del imperio se sentirían súbditos del papado; si los nombraba el emperador, como obispos de la Iglesia se sentirían vasallos del imperio. Algo impropio en ambos casos. Un conflicto que ensangrentó la Italia medieval con incesantes guerras entre güelfos (pro papa) y gibelinos (pro emperador).
El episodio de Canossa se produjo cuando el emperador Enrique IV "invistió" al arzobispo de Milán. Gregorio VII, un papa de armas tomar, lo entendió como una provocación: lo excomulgó y se encaminó al norte mientras el emperador descendía con tropas hacia el sur. El papa lo esperó en Canossa, refugiado en el castillo de Matilde, la muy poderosa duquesa de Toscana. Enrique llegó el 23 de enero de 1077, en hábito... de penitente. Olvídense del cambio climático. En aquel enero del 77 nevaba en Canossa y hacía un frío que pelaba. El papa y su anfitriona tuvieron al emperador tres días dando diente con diente. Hasta que, el 26, bajaron por fin el puente levadizo: el penitente había cumplido la penitencia.
Más pronto que tarde, Sánchez irá a Canossa/Waterloo. ¿Cerdán, Yolanda, Zapatero, Illa? Peones camineros que le allanan el camino. Es falso que acuda con "la amnistía política" (a falta de la judicial), como se está repitiendo. Acudirá, como Enrique, en hábito de penitente buscando que Puigdemont le/nos perdone.
Cuentan que Sánchez, en sus treguas de ocio, busca el horizonte en el espejo preguntándole "Cómo pasaré a la historia". Pasará como la encarnación de la soberanía constitucional arrodillada ante el secesionismo golpista. Como hubieran pasado los dirigentes de UCD si hubiesen cabildeado por los penales militares, ofreciéndole a Tejero el ascenso, y a Millán del Bosch y a Armada el retorno al mando. Buen viaje a Canossa, Presidente. Y si lo prolonga, mejor: la etapa siguiente o estación término después de Waterloo es Santa Elena.
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