El peaje de la vejez
Ante la falta de mano de obra para trabajar, ya empiezan los "estrategas" a utilizar las artimañas del convencimiento. Nos venden las bondades de que los mayores trabajen con 70 años, los beneficios que reporta el trabajo, lo gratificante que resulta... El siguiente paso será cambiar la terminología y dirán que en lugar de trabajar serán actividades extraescolares de sexta o séptima generación, actividades que dignifican, palabras huecas, bonitas, motivadoras, y con eso conseguirán engañar, embelesar, encandilar a una parte de la población adulta, pero en realidad el auténtico origen o motivo de todo esto no es otro que una razón económica, que tratarán de adornar para que nos parezca política, ética, social y racionalmente aceptable, que nos sintamos orgullosos de estar hasta el último día dando el callo. Está prohibido dejar sin supervisión durante más de tres días consecutivos a cualquier animal de compañía, existe la obligación de proporcionarle alimentación adecuada, entregarle afecto y un espacio de desarrollo adecuado, compartir con ellos espacios de juego, afecto y hábitos familiares, fomentando de esta forma la confianza de los animales y evitando someterlos a sufrimientos. Por contra, está apareciendo un movimiento que empieza a considerar a los mayores culpables de los males económicos de los más jóvenes, convirtiéndolos en cierta manera en responsables de su falta de poder adquisitivo, de las vicisitudes del día a día, y esto lo sostiene una parte de las nuevas generaciones (no todos, gracias a Dios) que han podido disfrutar de unos privilegios en cuanto a calidad de vida, caprichos, viajes de placer, estudios, alimentación... que jamás estuvieron al alcance de nuestros mayores y ahora queremos que paguen el peaje de la vejez porque dicen que el trabajo dignifica, porque el trabajo es salud. Hay veces que creo que a muchas personas les gustaría ver a nuestros mayores disfrutar de la inmortalidad y una salud a prueba de bomba, pero no por verles felices, sino por egoísmo humano, por el simple hecho de que trabajen y sigan cotizando en lugar de disfrutar de una recompensa merecida y pagada. Sobran las palabras. Reflexionemos sobre si es esta la sociedad que deseamos.
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