Nos quieren hacer creer que nos protegen, pero, en realidad, nos están vendiendo humo
El Ministerio de Sanidad presenta su nueva Ley del Tabaco como un avance histórico en la lucha contra el tabaquismo. Los titulares la aplauden, los medios celebran a la Ministra como pionera, y se habla de una cruzada contra el humo. Sin embargo, detrás de esta puesta en escena no hay protección real, sino una peligrosa apuesta por el prohibicionismo.
Callar sería cómplice, y no lo seré. Porque de esta decisión dependen vidas. Prohibir nunca ha sido proteger: es abrir la puerta al mercado negro, aumentar los riesgos para la salud y dejar desamparados a quienes han encontrado en el vapeo una alternativa eficaz para dejar atrás el cigarrillo. Eliminar la venta legal no hace desaparecer un producto, solo lo traslada a la clandestinidad y lo vuelve más peligroso.
La incongruencia es evidente: se amplían los espacios "sin humo", pero se veta a quienes usan dispositivos que precisamente no generan humo. Se ignoran los estudios científicos que diferencian el tabaco de otras alternativas, mientras organismos como el CSIC ya han demostrado que el vapor exhalado no contiene tóxicos peligrosos para terceros. Se pretende prohibir la venta online en España como si eso bastara para erradicarla, cuando, en realidad, lo único que se conseguirá es desplazarla a canales incontrolables: webs extranjeras, redes sociales o incluso la deep web.
Un legislador responsable no recurre a la prohibición, sino a la regulación inteligente. Si de verdad se quiere evitar que los menores accedan a productos de vapeo, existen herramientas eficaces: sistemas de verificación de edad más estrictos en la venta online, sanciones contundentes a los canales ilegales y controles que garanticen seguridad y trazabilidad. Eso es proteger.
Por eso, señora ministra, permítame ser clara: esta ley no es un avance, es un retroceso. Porque al ignorar la ciencia y apostar por la prohibición, usted no nos protege... solo nos está vendiendo humo.
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