La seguridad del puerto San Isidro no puede esperar más: ¿dónde están las obras prometidas?
El pasado año, los lectores de LA NUEVA ESPAÑA recibimos con esperanza la noticia de que el proyecto para solucionar los graves problemas de aludes en el puerto San Isidro estaba en marcha. Se detallaron los puntos críticos de la calzada donde se intervendría -cinco tramos que suman 935 metros, entre Cuevas y la coronación del puerto-, la asistencia técnica ya licitada y un plazo de ejecución que se estimaba en al menos dos años. El Principado anunció que las obras se licitarían a finales de 2024, comenzarían en el verano de 2025 y culminarían a lo largo de 2026, de modo que el invierno 2025-2026 sería el último sin las viseras antialudes y diques de contención prometidos. Sin embargo, a octubre de 2025, no hemos visto ni rastro de maquinaria ni avances tangibles. Silencio absoluto.
Los vecinos, usuarios habituales y la Plataforma SOS Carretera Puerto San Isidro nos sentimos engañados. Estamos acostumbrados a la lentitud administrativa y a las promesas políticas que se evaporan, pero esto trasciende la mera desconsideración: es una irresponsabilidad que expone vidas a un riesgo inminente. La amenaza de aludes no es una hipótesis remota: es una realidad que ya se cobró cuatro víctimas en los últimos años, incluida la tragedia de enero de 2021, cuando un alud sepultó a dos operarios de Carreteras, César Fernández y Virgilio García. Aquel suceso movilizó a las autoridades con juramentos de acción inmediata. ¿Dónde está esa urgencia ahora, cuando el invierno se acerca de nuevo?
No podemos tolerar que la "memoria de pez" de la Administración diluya un asunto tan grave. Mientras tanto, nos conformamos con medidas paliativas como estaciones meteorológicas, alertas tempranas y restricciones al tráfico, pero estas no bastan para blindar la AS-253, el principal acceso asturiano a las estaciones de esquí de Fuentes de Invierno y San Isidro. Cada día de retraso -y ya van meses desde la licitación del proyecto- es un día más de vulnerabilidad para quienes transitamos esta vía. Si, Dios no lo quiera, la desgracia se repite, ¿a quién responsabilizaremos? La inacción de los agentes autonómicos, obligados a velar por nuestra seguridad, no se justifica con excusas presupuestarias o burocráticas.
Exigimos al Principado que actúe con la diligencia que este problema demanda. No queremos más anuncios vacíos ni plazos que se incumplen: queremos hechos inmediatos. Que las obras arranquen ya en este otoño, si es posible, y que el próximo invierno no nos sorprenda con la misma sombra de temor. La seguridad de los ciudadanos asturianos no es un lujo, es un derecho inaplazable.
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