A la memoria del Doctor Luis Llaca
El doctor Luis Llaca fue una persona extraordinaria, tanto en lo profesional como en lo personal. Con mi familia, recuerdo ir a su clínica de Toreno cuando tenía solo 7 años, y nunca olvidaré cómo convirtió aquel lugar, a principios de los 2000, en algo verdaderamente innovador, único en la región. Allí vi por primera vez un ordenador Apple, que los pacientes podíamos usar para jugar, y un sinfín de juegos de mesa. También recuerdo la cantidad de dibujos que decoraban el mostrador y las paredes, así como los numerosos sorteos y concursos que organizaba. De hecho, aún conservo mi primer libro de Harry Potter, que gané en uno de esos concursos.
Tengo incluso la foto polaroid que me sacaron ese día, abrazando el libro con solo 7 años. Siempre fue un visionario y un pionero. Supo hacer de la salud una experiencia divertida y acogedora para los más pequeños. Su clínica más moderna, a la que ya acudí siendo adulta, continuó esa misma línea: consolas, juegos de mesa, y un cohete que, según leo ahora en la prensa, era un homenaje a Tintín y su viaje a la Luna.
La última vez que estuve fue hace apenas unos meses, en junio. Le recuerdo de la mano de su nieta caminando por la clínica. Me atendió su hija, Iciar, que sin duda ha heredado el duende que tenía su padre. Lamento profundamente su pérdida y quiero enviar mis más sinceras condolencias a toda la familia.
Sit tibi terra levis.
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