Hechos concretos
En todo conflicto militar entre países, la mentira es un instrumento más de la guerra. El conflicto ruso-ucraniano no es una excepción. El problema de los supuestos drones rusos traspasando fronteras de países de la OTAN como los bálticos o Dinamarca no hace sino contribuir a crear un estado de ánimo en la ciudadanía y en sus gobiernos de alto peligro para la paz y la convivencia, porque más allá de lo que haya de cierto, si hubo o no incursión en los cielos de esos países, la deriva que puede resultar puede poner en peligro la paz mundial.
Rusia niega esas incursiones y considera que es una provocación de Ucrania para tensionar las relaciones y empujar a la OTAN a una abierta intervención en el conflicto ruso-ucraniano que sería de inimaginables consecuencias.
No se han presentado más pruebas que unas "chapas" de un supuesto dron ruso en suelo de Dinamarca.
Resulta curioso que sin más pruebas convincentes, el Gobierno de Dinamarca prohíbe el uso de drones civiles en la parte fronteriza, lo que en la imaginación del lector pudiera pensarse que esos restos encontrados pudieran ser efectivamente civiles y no militares y provocados con dudosas intenciones.
Estas supuestas provocaciones no son nuevas. Según el Servicio de Inteligencia Ruso, se están preparando sabotajes en Polonia a efectos de culpar a Rusia de esos incidentes, provocando así una respuesta de la OTAN a efectos de intensificar el conflicto.
Lo curioso de todo esto es que salvo unos trozos de chatarra expuestos al mundo, nada se ha constatado de su origen y de si era un dron militar ruso o civil danés.
Sí sabemos sin embargo que pese a la movilización de la aviación OTAN, nada han detectado ni derribado. Todo son supuestos con una dudosa intencionalidad.
A Ucrania, en su desesperación por el curso de la guerra, poco o nada le importa arrastrar a los demás países de la OTAN a un guerra abierta sin calcular el resultado que puede devenir.
Mal cálculo hizo el Gobierno ucraniano en su pretensión de entrar en la OTAN y establecer en el país bases militares en una clara amenaza para la vecina Rusia.
De igual modo opino que esa pretensión de Zelenski de defender el territorio del Donbás como parte de Ucrania contradice la incursión militar en esa zona en 2014, donde fueron asesinadas más de 15.000 personas, prohibido hablar su lengua materna -la rusa-, prohibidos partidos de izquierda, sindicatos, etc.
La pregunta: ¿Valió la pena esta guerra, estos muertos y destrucción para retener el suelo que no quieren y romper una amistad histórica entre los pueblos que formaron la URSS?
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