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En camisa de once varas

26 de Febrero del 2011 - Ramón Alonso Nieda (Arriondas)

Como en las pasarelas de moda primavera, en el panorama político preelectoral la cosa va también de trajes y de mangas y capirotes cortados por expertos y prestigiosos sastres a la medida justa de los justiciables. Para Camps piden los modistos socialistas tres años de cárcel. Un año por traje. Qué menos, si eran unos trajes carísimos; y además, de cohecho impropio y pasivo, a todas luces indigno de un presidente autónomo. Puestos a cohechar, que cohechen con propiedad y con un mínimo de diligencia. Para los de Mercasevilla, por 600 millones de euros mal contados en ayudas sociales, pide la fiscalía un montón de multas. ¿Multas por jubilar como mineros a señoras de la limpieza y a auxiliares administrativos? Aquí en nuestra HUNOSA de Asturias prejubilamos como picadores a ingenieros y abogados; picadores de alto riesgo en Pozu-Moqueta, el más productivo de la empresa (nominalmente solo podría citar a Marroquín, pero seguro que se cobijan tantos marroquines en HUNOSA como en este monipodio andaluz tan sañudamente perseguido). Sensibilidad social es lo que demuestran los ejecutivos de Mercasevilla; y en vez de proponerlos para la medalla del mérito civil, los amenazan con multas.

El colmo del acoso con derribo se ceba en el vicepresidente Chaves (que presidente lo fue a parte entera, durante 25 años, de la Junta de Andalucía). Pide la Audiencia de Sevilla que se le abra expediente ¿Expediente de qué, vamos a ver, si no es pura y simplemente para estigmatizarlo? Pues por no salir a hacer un pis mientras en el despacho de Presidencia de la Junta le envolvían en paquete regalo 10 millones de nada (poco más de 1.600 millones de pesetas), a una tal Emma o Gema Chaves, que había venido a recogerlos de parte de MATSA, la empresa en que esa chica trabaja.

Para el exconsejero Iglesias Riopedre, a quien según los indicios que maneja la instrucción, una mala salud de hierro no le impedía practicar deportes de riesgo en horario laboral (prevaricación, cohecho, negociación prohibida), exigen aquí la liberación inmediata. Y la exigen desde la víscera y desde la entraña, que deben de ser fórmulas del procedimiento abreviado (Por cojones, hubiera dicho Pagín, una socialista de tercera generación y con un par). Exigen la excarcelación porque, aunque Riopedre aguante, pudiera darle un yuyo al Sr. Sariego, un jefazo con muchos correajes de la cosa socialista de Gijón, que no aguanta más. Lo siente, dice. Puestos a buscarle cinco pies al gato de Riopedre, el dato que no cuadra son precisamente esos 1.307 miserables euros que le quedan en la cuenta, según cuenta su abogado. Me explico. A servidor, colega en casi todo (menos en sueldo y en deportes) del exconsejero (profesores jubilados de Filosofía somos los dos), estos días de atrás cuando más fuerte helaba, la caldera de la calefacción me hizo pop (como el Madrid de Cueto); pues tenía en la cuenta 3.115 euros para reemplazarla. ¿Riopedre tan pobre como el pobre Chaves? Pero de Chaves ya se ha visto que reparte con la Santa Infancia. ¿En qué se gastará los cuartos este ex alto cargo, abonado al plato del día y apenas con dos mudas para el quita y pon? Así nos lo describen a diario una legión de hagiógrafos.

¿Y el faisán? ¿Qué pasó con el faisán? El faisán se lo comió Rubalcaba con unos amigos para celebrar el Thanksgiving Day, creyendo que era un pavo. Algo que le puede pasar a cualquier amo de casa poco experimentado. La leal oposición no debería hacer sangre por un error al fin y al cabo culinario. Demasiada penitencia lleva en el pecado el pobre Alfredo, que por aquel bocado errado muestra todos los síntomas de la fiebre aviar y en el delirio se le aparece Carmeta, la Chacón, agitándole, sarcástica, ante las narices la partida política de defunción. Qué tropa (si por lo menos le devolvieran la multicopista a Díaz Bardales).

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