Un tratamiento vetado a los hombres
Un hombre intervenido de próstata tiene prescrito un tratamiento de suelo pélvico, pero su mutua le comunica que solo lo cubre en el caso de mujeres. Esto le obliga a asumir el coste de las sesiones por su cuenta, pese a tratarse de un tratamiento médico recomendado por su urólogo para su recuperación.
Este caso pone de manifiesto una discriminación que, aunque parezca increíble, todavía existe en pleno 2025. El trabajo de suelo pélvico no es una cuestión de género, sino de salud. Tras una cirugía de próstata, es habitual que los hombres necesiten fortalecer esta musculatura para recuperar el control y la funcionalidad, igual que sucede con las mujeres después de un parto o una intervención ginecológica. Negar esta cobertura por una cuestión de sexo es tan injusto como obsoleto.
No se puede permitir que las mutuas mantengan protocolos que excluyen a parte de la población de tratamientos esenciales. La salud no entiende de género, y todos los pacientes tienen derecho a una atención equitativa. Las aseguradoras deben actualizar sus políticas para adaptarse a la evidencia médica y garantizar que nadie quede fuera del sistema por un criterio tan arbitrario.
La igualdad también empieza en la sanidad.
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