Jóvenes de 21 años fuera de alquileres sin motivo
Esta semana, mis amigos y yo hemos estado intentando alquilar una casa rural para pasar el fin de semana de la Castañada, para reunirnos, desconectar de los estudios y disfrutar de un entorno tranquilo fuera de la ciudad, a la vez que pasamos unos días juntos celebrando una festividad de nuestra tierra. No obstante, lo que empezó como un simple plan entre amigos acabó convirtiéndose en una experiencia frustrante y, sobre todo, injusta.
Al ponernos en contacto con diferentes propietarios, todos parecían interesados al principio. Sin embargo, en cuanto mencionábamos que teníamos 21 años, la conversación cambiaba por completo. Algunos nos decían directamente que no aceptaban grupos de jóvenes; otros ponían excusas poco convincentes o dejaban de responder. No había problemas de fechas, de aforo ni de condiciones: el único motivo de rechazo era nuestra edad.
Resulta indignante que en pleno siglo XXI se siga cuestionando la responsabilidad de los jóvenes de forma tan generalizada. Se nos asocia automáticamente con comportamientos irresponsables o conflictivos, sin ni siquiera darnos la oportunidad de demostrar lo contrario. Parece que ser joven es motivo suficiente para desconfiar, mientras que a personas mayores se les concede de entrada una credibilidad que a nosotros se nos niega.
Lo más preocupante es que esta discriminación no es un caso aislado. Muchos jóvenes vivimos situaciones parecidas cuando intentamos alquilar un piso, reservar un alojamiento o incluso acceder a determinados trabajos. Todo por el simple hecho de tener pocos años.
Solo queremos disfrutar de un fin de semana juntos, organizados, responsables y respetando todas las normas, como se piensan que haría cualquier grupo adulto. La edad no puede seguir siendo una barrera que limite nuestras oportunidades.
Es necesario que estas prácticas discriminatorias desaparezcan y que la igualdad de oportunidades sea real y efectiva, ya que ser joven no debería ser sinónimo de sospecha, sino de confianza en una generación que también merece ser tratada con respeto y madurez.
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