Tambores de guerra en la Universidad de Oviedo
El profesorado universitario es un colectivo tranquilo. Por lo general, prefiere estar centrado en sus labores docentes e investigadoras y es poco amigo de reivindicaciones para luchar por sus derechos, pero hace tiempo que suenan tambores de guerra en la Universidad de Oviedo. Hace años que las organizaciones sindicales vienen solicitando al Gobierno del Principado la regulación, mediante decreto, de los complementos autonómicos por méritos individuales docentes e investigadores, y hace semanas que han comenzado una serie de movilizaciones para exigir esta regulación.
Estos complementos autonómicos aparecen recogidos en la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) y reconocen la evaluación positiva de la docencia e investigación realizadas por el profesorado. En Asturias, este tipo de complementos está actualmente regulado por un acuerdo obsoleto firmado en el año 2004, cuando José Luis Iglesias Riopedre estaba al frente de la Consejería de Educación.
Obtener la evaluación positiva de un complemento de investigación (sexenio) por parte de la Aneca supone trabajar muy duro durante seis años, pedir proyectos, dirigir tesis, publicar artículos y luchar contra la burocracia a unos niveles irracionales. Y esos seis años de esfuerzo se premian actualmente, en base a ese acuerdo del año 2004, con apenas cien euros al mes. Cuando se firmó, ese dinero suponía un buen reconocimiento, pero veintiún años más tarde creemos que llegó la hora de actualizar esas cuantías hasta equipararlos con los complementos nacionales que se perciben por ese mismo trabajo.
La negociación está en punto muerto desde febrero de este año, cuando llegamos a un principio de acuerdo con el Principado. Desde entonces no hemos vuelto a tener noticias de la Consejería de Ciencia ni de la Dirección General de Universidad del Principado, lo que supone un total desprecio hacia el profesorado universitario. Nos imaginamos que no es fácil encontrar dotación presupuestaria para este reconocimiento en un año en el que la anunciada gratuidad de matrícula universitaria o el justo reconocimiento a otros sectores educativos se llevan gran parte del incremento presupuestario para 2026.
En un momento clave para Asturias, con la llegada de potentes universidades privadas, creemos que la excelencia docente e investigadora de la única universidad pública de nuestra comunidad hay que reconocerla de forma adecuada si queremos que la Universidad de Oviedo tenga el prestigio y reconocimiento social que se merece. Esperamos y deseamos, por el bien de nuestra institución, que el Gobierno de Asturias reflexione y reconozca, de manera justa, el trabajo de su profesorado universitario.
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