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España, un canto bello

13 de Octubre del 2025 - José Luis López Tamargo (Oviedo)

España, rascacielos, tienda, familia, tierra de los antepasados, tierra ubérrima y llena de los tesoros de Altamira y los museos vanguardistas, bañada por olas de Finisterre y mares Mediterráneos. España de políticos cercanos, populistas, caraduras y demoliberales. España de exilios constantes, inquisición y colegios mayores, con aquella televisión de "Un, dos, tres" y Alaska con "La bola de cristal", cabaña de brezo y entramado de reminiscencias de castro atlántico, patria de literatos como Cervantes, Garcilaso, Góngora, Quevedo, Rosalía de Castro, Clarín, Arturo Barea, Menéndez Pidal, Dámaso Alonso, Blas de Otero, Galdós, la tradición de romanceros, Lorca, gestas y hundimientos, Joaquín Costa, Ángel Ganivet, artes barrocos y contrarreformas lejos del mundo industrial, burgués, democrático y de derechos sociales para clases trabajadoras, "España, aparta de mí este cáliz", dijo César Vallejo, Octavio Paz, Alberti fueron "intelectuales comprometidos", el mundo español fue siempre algo dislocado y localista, como de terruños confederados montaraces, viejas sangres celtibéricas, mediterráneas y godas, viejos cantos de sirena a "unidad de destino en lo universal", Primo de Rivera, el repeinado, dijo que España no era una raza ni siquiera un fúlgido idioma castellano, lengua del imperio, sino un destino universal común. España de arrieros y cocineros vascos estimados, como Arguiñano, Arzak; de ilustrados como Jovellanos, tan erudito como amigo de reformas para Asturias y una España de sambenito, "Vivan las Caenas", pelucones afrancesados y majos goyescos. España actual feminista, de groupies coreando consignas y lemas que se tienen que ver en el Congreso de los Diputados, de modo histriónico, España de mi abuelo José, que murió votando siempre a los mismos, España empresa común, España fue liberales exaltados, progresistas, liberales antiabsolutistas, apostólicos carlistas tradicionales, isabelinos y de abrazo de Vergara, guerracivilistas de ideologías rojas y azules, después de haber circunnavegado el globo, erigido catedrales sobre altares de sacrificios aztecas, mayas e incaicos, expandido fes católicas de breviario, catecismos en lenguas indígenas (los españoles no impusieron su lengua, hasta la creación de las decenas de repúblicas hispanoamericanas). Lo español, "spanish" puede sonar a hidalguía de Marqués de Bradomín, a la "Isla bonita" de Madonna, a trabucaire, al Corsario de Hierro, a la invención de la novela moderna cervantina de autor, a género de antihéroe picaresco, a Otumba, Ceriñola, Cortés, Diego o Dago, a sentimentalidad de Inmaculadas de Murillo, a spaguetti western y desierto de Tabernas, a frailes eruditos historicistas, escuelas de investigadores, que descubren la neurona y fletan barcos para vacunar contra la viruela a medio Nuevo Mundo. Ningún otro país del mundo, civilizado por los musulmanes o moros, que trajeron astrolabios, acequias, geometría y azulejos, Alhambras y sistemas de producción arabo-orientales, se consiguió emancipar, liberar

del Corán de Ulema, vinculado a la historia de España durante siete siglos, España de caballeros, galernas políticas, de espadones Narváez, Espartero, clientelismo y pucherazo, de locura y degeneración etílica en las clases obreras, redimidas por un socialismo admirable e higienista en sus inicios. España de ateneos, casas del pueblo, tribunas ciudadanas, estrellas mediáticas, cotilleo, dinamismo industrial en cuatro regiones, España catalana de jocs florals y toda la erudición de Martí de Riquer, Milá y Fontanals, Editorial Salvat, Espasa, gran Modernismo catalán nacionalista, inmigración de los cuatro costados ibéricos.

Hoy, España es un mundo interesante, que avanza unido, autonómicamente pero unido por las mejores comunicaciones de su historia, por los mejores trenes AVE de su historia, por las mejores infraestructuras, por los mejores mantenedores de sus tesoros históricos, culturales, bibliotecas, acueductos, estilos mudéjares, platerescos, churriguerescos, istmos, vanguardias de salón dadá minimalista, un mundo de campos de golf, montajes televisivos de reality show y estética pseudofuturista de la película" Kika" de Almodóvar, España son millones de plazas hoteleras en la costa, barquitos y yates de ricachones que atracan en Andratx o Puerto Banús, Ibiza o Marbella, un conjunto de realidades regionales, una forma de vivir marcada por la gaita gallega o asturiana, el ir a comprar

pastelitos los domingos al salir de misa, España, un país también de calidad de vida entrañable, sentimiento localista compatible con ser de una gran familia contradictoria, amable, cariñosa, a veces, temperamental, resabiada, sacrificada por los demás, España es una nación próspera, social, lo que importa también es la calidad sanitaria de la Seguridad Social, legados, la equidad de igualdad de oportunidades, los almacenes El Corte Inglés, Zara, que son referencias y punto centrípeto en cualquier ciudad española. España, "Camisa Blanca de mi esperanza", el país de Santa Teresa de Jesús y sus yemitas, de la mística, los tiovivos con nubes de azúcar y karaoke con canciones de Manolo Escobar y su "Viva España", un país que perdió miles de puestos industriales y se ha

transformado en "start ups meeting points", hoteles y parques mediáticos, España es la lucha por la justicia y con pundonor, transmitida de generación en generación, los que emigraron a Francia, a Suiza, a Bélgica, a Alemania en los 50, España es tertuliar, hablar y compartir un cafetín, arreglando el mundo, un país de amistad y donde todo el mundo se considera con potestad y facultad para impartir magisterio sin saber escuchar, un país de cafeterías, monjas de repostería magnífica, sabios, grandes monumentos y mujeres, movimientos sociales frikis, propalestinos y con corbata Guy Laroche, un país de discos,

atestados judiciales, licenciados en derechos literatos y pintamonas, juezas y sobresaturación litigiosa, de "Gora Euskadi", "Puxa Asturies", "Siniestro Total" y su "Miña terra galega", romerías rocieras, Cristos de Medinaceli, urbanizaciones de ricos y suburbios muy mejorados, con centros sociales para hacer pilates y yoga, un país de familias, buenos reyes finos y diplomáticos, jóvenes todavía y von mentalidad tolerante, abierta, tradicional pero conocedores democráticos del país, como ningunos otros reyes en la historia de este país de conserjes, ejecutivos de paint ball, grandes letras, cuatro lenguas regionales y dos o tres dialectos históricos populares. Un país católico de sobrecito para el Domund, San Francisco el Grande y su cúpula, Museo del Prado, bares a millones, ciudades de buen vestir y Burgers King, gente pueblo-pueblo pero ya con cierto estilita interesante, España de burguesías ilustradas, quien más y quien menos se ha dado una escapadita a París, Londres, ha conocido Praga en un viaje de estudios donde aprendió a besar y a ser mozo casadero, España de sábados en el centro comercial, carrito de la compra lleno, nevera llena, Larra, Espronceda, Bécquer, Mario Conde, gitanos y payos, patrullas de barrio contra la droga, Pedralbes, Moraleja, Cristos ensangrentados, una lengua castellana machadiana y de soldados que cayeron en Lepanto, "ocasiones históricas tan altas y elevadas que jamás las vieron los tiempos", España de Pee, compañeros de viaje, progres verdaderamente althusserianos, comunistas vecinales y buena gente, democracia de UCD, felipismo de un númber one, afrancesado y sevillista socialista, PP de mordida, centro derecha católica reformista liberal, PSOE de notable impulso modernizador y avances ilusionantes, desencanto de esnifar y holgadas poses nihilistas propias ya de una sociedad rica gordófoba y que se mira el ombligo, pero que está recuperando el asociacionismo, lo colectivo, lo comunitario, porque España es rica gastronomía, barrio, bar, panadería, vinito, sidrina, magdalenas y flores. La España de la luz, el cencerro, la inteligencia artificial.

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