Felipe Carbajo, genio, figura, único...
Pensativo delante de un café en la estación del Norte de la genial ciudad de Oviedo, un recuerdo vital me alerta...
Es mi tío Felipe, genio, corazón, figura, amor del alma mía.
En el Japón de sus entrañas da sus últimos pasos y exhala su último aliento, Quijote valiente y generoso; orgullo de su familia en España.
De orígenes humildes por bandera. Hombre culto, proactivo, adelantado a su tiempo, bueno, generoso, muy generoso. Especialmente dado a las humanidades, excelso en letras y muy combativo, vamos, "echao palante", a pesar de sus mínimos recursos en sus inicios.
Lo tangible de su vida cualquier indocumentado lo podría descubrir, como dicen ahora, navegando por las redes sociales.
Yo, tu sobrino Feli, tuve la inmensa fortuna de respirarte en innumerables ocasiones durante muchos años que en este momento se me hacen poca cosa.
Fuiste el flotador en donde asirme en muchas ocasiones críticas, queda todo dicho.
Fuiste oasis en el desierto que tanto transité, yo y toda tu familia.
En ocasiones tuve la suerte de que este diario publicase algún que otro desahogo más que fundado sobre algún tema que motivase mi vehemente reacción.
Ojalá, por la importancia personal, esta vez, este sentimiento profundo, quizá el último, vea la luz y aunque en tu computadora de Kyoto ya no puedas acceder a él, las personas que compartimos, sientan emocionadas y alegres el cariño devocional y agradecido que siente, desde mi Oviedo del alma, tu sobrino Feli, afortunado de la existencia de Marta y Pablín (como tú decías), y a quien tanto has querido siempre que te echa de menos todos los días del año.
A Felipe Carbajo García, profesor de Universidad en Lengua Hispánica en Nanzan, Osaka y Kyoto (Japón), corresponsal de "ABC" por Tokio durante más de veinte años, autor de varias publicaciones didácticas y novelísticas, vamos, una máquina en todos los sentidos del término.
Ojalá te llegue este cariño inmenso disfrazado de fonemas.
¡Nos vemos en la infinidad universal, tío!
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