En recuerdo de Diana Rosser
Nuestra amiga Diana se ha ido. Sin avisar, en dos días, sin darnos tiempo a despedirnos de ella ni a decirle lo mucho que la queremos.
Diana, siempre sonriente, siempre de buen humor, nunca una mala cara.
Cariñosa y divertida, la más divertida. Siempre dispuesta a ayudar con lo que fuera. Ella proponía planes, buscando huecos para vernos… Ella era el pegamento que nos unía.
Viajera incansable, vivió en Avilés, Gijón, Bilbao, Londres, Sídney y Madrid. Aun así, venía de visita y nos llamaba para quedar. Y nos invitaba a su casa fuera donde fuera. Y proponía quedadas, comidas, cenas y fiestas de cumpleaños, siempre con un brindis.
Nos has dejado muy solas, Diana, y no nos has dado tiempo a procesarlo. Ni a entenderlo.
El vacío que dejas es enorme y difícil de llenar. Te echaremos de menos todos los días. Nunca olvidaremos tu alegría de vivir y seguiremos quedando para hablar de ti y recordarte. Y cada 1 de agosto brindaremos por la suerte de haberte conocido. Buen viaje, Diana, que la tierra te sea leve.
Luisa Armán y sus amigos
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