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La lucha entre ser humano y seguir la ley

20 de Octubre del 2025 - Estefanía García Bekhtold (Valladolid)

Antiguamente, existían muchas menos limitaciones, y esto tiene tanto su parte mala como la buena. En este caso concreto, considero que hemos retrocedido en vez de avanzar, que cada vez estamos más reprimidos y deshumanizados, como bien decía el filósofo Karl Marx, en cuanto al sistema capitalista. Cada día que pasa y a golpe de ley, nos quitan más libertades, derechos y voz.

Antes, un familiar podía ir al médico, preguntar por otro y que le diesen la información pertinente sin ningún tipo de filtración, solo sabiendo que eras realmente una persona cercana a la que podían facilitársela. Ahora ya nada es así, todo ha cambiado desde que se estableció la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, aprobada por las Cortes Generales de España, y nadie intenta cambiarlo, consiguiendo de esta manera retroalimentar nuestras limitaciones como humanos.

El pasado 22 de mayo tenía dos mensajes de despedida de mi hermano tras levantarme. Empecé a pensar en lo peor, en qué le hubiera pasado, y a partir de ese momento nos pusimos a buscar dónde podía estar; había desaparecido tras dejar el mensaje y no se había vuelto a conectar.

Tras hora de búsqueda sin logro, fuimos al Hospital de Villa-Riaño (Asturias) a preguntar por él, por si se había autoingresado tras intentar un suicidio. Lamentablemente, al llegar y pedir esta información nos dicen que no nos la pueden dar por la ley de protección de datos citada anteriormente. Intentamos sin éxito conseguir alguna respuesta, pero solo nos llevamos una mala contestación y la falta de empatía en persona.

Entendemos que hay casos donde se requiere proteger los datos, pero este era un caso excepcional, en el cual quizá hubieran podido tener un poco de compasión.

Finalmente, horas más tarde, y sin que la búsqueda de algún dato relevante se desvaneciese, ya sabíamos lo que había ocurrido. Efectivamente, se había quitado la vida y ya no se podía hacer nada para intentar evitarlo.

En la defunción se cita que los forenses averiguaron que la hora de la muerte había sido a las 12:00 a. m., cuando la visita al Hospital había sido en torno a las 10 a. m. Esto me lleva a pensar: ¿qué hubiese pasado si en el Hospital nos hubieran dicho que ahí no estaba? Pues bien, tras el presentimiento de mi madre de acogida, el cual tuvo sobre la hora de visita del hospital, hubiésemos ido a Campo Caso, lugar donde pasó dicho acontecimiento. Quizá hubiéramos podido de esa manera llegar a, al menos, hablar con él, pero se vio una vez más que la ley ganó frente a tener humanidad. Espero que el hospital haya recordado mis palabras ese día, sobre cómo estaban jugando con la vida y la muerte de una persona muy importante para mí, y que les aparezca la imagen en sus cabezas de mí pidiendo tan solo una respuesta tan corta de un "sí" o un "no", y que ni eso me pudieron haber dado.

Tras esto me gustaría que se llegase a modificar dicha ley con el objetivo de que mi caso no se repita jamás. Sé que al leer esto quizá pienses: "A mí esto no me afecta y nunca lo hará", pero, créeme, yo también pensaba lo mismo. Y sí, mi hermano ya no volverá, pero el vuestro todavía se puede salvar.

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