Recordando y queriendo a Josefina Artime
Me duele el alma. Mariposas negras revoloteaban en mi estómago, estos días amargos, oscuros, difíciles, como el crudo invierno que nos acompaña; porque Josefina, mi amiga, estaba muy enferma.
Se ha ido Josefina Artime, se ha ido de entre nosotros; la fe y la esperanza nos consuelan, pero qué difícil, qué dura es la separación de nuestra amiga, con la que hemos compartido trabajo, penas y alegrías; los que la conocimos sabemos de su trayectoria; su vida consagrada a la digna labor de enseñar, que ella cumplió con entrega total. Varias generaciones recibieron su enseñanza, su trabajo; hoy muchos hombres y mujeres se lo reconocerán con gratitud. Para ella no había ni horas, ni días. Durante años, además de las clases de Lengua y Literatura, llevó el comedor escolar en el Colegio Público de la Canal en Luanco. Y en el colegio público de La Vallina, la jefatura de estudios. Ella era la primera en impulsar y colaborar en todas las actividades extraescolares, en animar, en dar, y la última en recibir, no esperaba nada, se entregaba sin reservas.
Ejerció su labor pedagógica en Verdicio, y en Santa Eulalia (Gozón) y antes en Rengos (Cangas de Narcea). En estos lugares, dejó constancia de su buen hacer. Por su dedicación abnegada, le fue concedida la medalla de Alfonso X el Sabio.
Después de jubilarse en la escuela, siguió con su ansia de dar de sí todo lo que sabía y podía y formó un aula cultural, en el Hogar de Mayores de Luanco, con la complacencia de la dirección de dicho centro hasta el momento de su enfermedad trabajó en numerosas actividades. En Luanco nada que se relacionara con la cultura le era indiferente, buscaba el tiempo para colaborar, o para compartir.
A Cáritas Parroquial, dedicaba parte de su tiempo, con entrega admirable. Y a su familia siempre y cuando la necesitaron, ahí estuvo a su lado, entregándose como ella sabía hacerlo. Y a sus amigos, a mí también me acompañó en momentos muy difíciles que no olvido, ni olvidaré.
Ahora lo que deseo es que esas mariposas negras que aún bailan en mi estómago se conviertan en mariposas de colores de recuerdos de ella, de las fiestas del colegio con los niños, son los compañeros, con los amigos, de vivencias de cariño y amistad.
Estos días se celebran en Luanco las fiestas del Cristo del Socorro; si el Cristo la llamó a su lado, con seguridad la recibirá con amor.
Josefina, tu tía Ramona y demás familiares; la familia Santos Rodríguez: estuvieron a tu lado tus compañeros, tus alumnos, tus amigos y amigas, te queríamos y te queremos.
Josefina, hasta siempre.
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