La generación que todos critican
Hoy, en un autobús de Barcelona, escuché a unas señoras quejarse porque iban de pie mientras unas jóvenes estaban sentadas. Comentaban que ellas "merecían más" el asiento, pues venían de trabajar, mientras que las otras chicas "seguro que no hacían nada". Es triste comprobar el prejuicio que muchos adultos sienten hacia los jóvenes. ¿De verdad creen que no estudiamos ni trabajamos, o que vivimos sin ningún tipo de responsabilidades?
Me indignó pensar que, si yo hubiera sido la que estaba sentada, habrían pensado igual. Y, en realidad, paso cada día más de diez horas fuera de casa entre trabajo y estudios. No por placer, sino por esfuerzo. Resulta injusto que nos traten como si fuéramos un problema social, cuando, en realidad, muchos jóvenes demostramos más respeto, educación y compromiso que muchos de los adultos que únicamente saben juzgarnos sin fundamento.
Y, si me preguntan, estoy orgullosa de pertenecer a una generación que trabaja, estudia y lucha por sus metas, aunque algunos prefieran tacharnos de "generación de cristal" sin conocernos realmente.
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